Evangelio
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:
“Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”.
San Lucas 10, 21-24
Audio con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.
Reflexión del Evangelio.
Pbro. Germán Saksonoff, co.
Todo bien y verdad será revelada a los pequeños: como aquella noche a los pastores. Sólo los pequeños gozarán ahora la Navidad en profundidad. Los sabios y prudentes, que se preocupan de comer y comprar regalos, de quedar bien con amigos y familiares, no tendrán tiempo ni efectivo ni afectivo para recibir la revelación de tan sublime misterio. Sí, la Navidad es ocasión de caridad familiar, pero no para olvidarnos u ocultar que el motivo y centro es Cristo que nace.
Propósito del día
Tendré una actitud de agradecimiento frente a cada acontecimiento.
Santos del día.
san Juan Almond, mártir
Originario de Inglaterra, nació en 1576, fue ordenado sacerdote en Roma y desde 1601 y por diez años ejerció clandestinamente, en Inglaterra, defendiendo la fe católica y nutriendo las almas de los fieles. Por su sacerdocio fue apresado y ahorcado en Tyburn, en 1612.
NR: Mientras moría no dejó de pronunciar el nombre de Jesús.
Liturgia del día
Feria. Morado.
Lecturas: Is 11, 1-10/ Sal 71, 1-2.7-8.12-13.17
Reflexión para las tres de la tarde
Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado, Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin restos ya para levantarse. Las condiciones en que venía y la continua subida lo habían dejado sin aliento.
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Jesús, en Vos confío
