Su amor al Santísimo Sacramento lo llevó a elegir un grupo de Hermanas para la vida en clausura y las llamó “Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua”. La Eucaristía y la Sagrada Escritura infundieron renovada vitalidad a sus actitudes de adoración y gratitud.
El 15 de enero del año 1909 el Padre Arnoldo Janssen entregaba su alma al creador. Tres congregaciones religiosas han recibido de él su carisma misionero: la “Congregación del Verbo Divino”, las “Hermanas Misioneras Siervas del Espiritu Santo”, y las “Hermanas Siervas del Espiritu Santo de Perpetua Adoración”.
La vida de san Arnoldo puede ser enfocada desde varios aspectos, y siempre encontraremos al hombre de Dios, cautivado y conducido por el Espíritu Santo.
Nacido en Goch (Alemania), en el año 1837, fue ordenado sacerdote a los 24 años. En el ejercicio de su ministerio se iba perfilando su espiritualidad de formar sacerdotes misioneros para las misiones extranjeras. Jamás creyó que sería él el hombre elegido por Dios para una obra de tanta trascendencia. Hasta concretar ese anhelo tuvo que pasar por muchas dudas, pruebas y sufrimientos, hasta encontrar la confirmación de la voluntad de Dios. Y esta fue precisamente una de las características de su vida: descubrir y cumplir la voluntad de Dios. Así inició un camino de búsqueda, de consultas y ante todo de oración. Dios siempre se manifiesta a través de signos, raras veces a través de evidencias, signos que deben ser interpretados a la luz del Espíritu Santo. Y estas eran las dos fuerzas que guiaron al Padre Arnoldo: la voluntad de Dios
y el Espíritu Santo.
Fue hombre de oración, imitador de Jesús: cuántas horas, cuántas noches de oración profunda, postrado ante el sagrario para descubrir si los signos que veía eran de Él.
Dios nunca precipita sus obras, deja que el hombre vaya descubriendo lo que Él quiere. Arnoldo sabía esto. Cuando descubría los signos de Dios, nadie lo detenía, ni sus limitaciones humanas.
Él decía: “Si es de Dios, resultará y se lo agradeceremos a la gracia divina; si el resultado es malo nos golpearemos el pecho para reconocer que no fuimos dignos de la gracia”. Y siempre fue consecuente. (Agencias)
La Adoración Perpetua
Es la relación connatural del hombre con Dios, de la creatura inteligente con su Creador. Los hombres y los ángeles deben adorar a Dios. En el cielo, todos, las almas bienaventuradas de los santos y los santos ángeles, adoran a Dios. Cada vez que adoramos nos unimos al cielo y traemos nuestro pequeño cielo a la tierra. La adoración es el único culto debido solamente a Dios. Cuando Satanás pretendió tentarlo a Jesús en el desierto le ofreció todos los reinos, todo el poder de este mundo si él lo adoraba. Satanás, en su soberbia de locura, pretende la adoración debida a Dios. Jesús le respondió con la Escritura: “Sólo a Dios adorarás y a Él rendirás culto”.
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Jesús, en Vos confío
