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Evangelio de hoy y la Divina Misericordia: 16 de febrero de 2024

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Evangelio

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?” Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.
San Mateo 9, 14-15

Audio con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.

 

Reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.

¡Ciertamente, no ayunamos como los demás hombres ni por motivos parecidos! Nuestra vida es Jesucristo, Dios y hombre verdadero, sólo obramos por El y para El, con El y en El. Ya hemos sido elevados de la religiosidad natural -que buenamente puede buscar a Dios- porque El ha venido a nosotros y nos ha unido a El. Y no es sólo “más amor” o “mucho amor”, sino la venida, la irrupción del Amor de Dios, de su Vida, en nosotros. Jesucristo es la razón de nuestro ayuno y de las demás prácticas religiosas.

Propósito del día

Ofreceré la abstinencia de carne de hoy por la conversión de los pecadores y por los que morirán hoy.

Santos del día: Beato José Allamano 

Nació en 1851 en Castelnuovo de Asti, Italia, su madre era hermana de san José Cafasso. Don Bosco fue su confesor y quien lo ayudó a madurar y dar los pasos hacia el sacerdocio. Fundó el Instituto de los Misioneros y las Misioneras de la Consolata. Murió en 1926 en Turín.

Liturgia del día

Viernes después de Ceniza. Morado.
Lecturas: Is 58, 1-9a/ Sal 50, 3-6a.18-19

Reflexión para las tres de la tarde

Hace unos días todos querían tocarlo. Hoy su cercanía da miedo, sus llagas son un abismo de amor al que nadie quiere asomarse. Casi todos lo miran con desprecio.

Camino Cuaresmal
Extracto del “Diálogo de Dios misericordioso con el alma pecadora”
(Diario de santa Faustina Kowalska, n. 1485)

– Jesús: No tengas miedo, alma pecadora, de tu Salvador; Yo soy el primero en acercarme a ti, porque sé que por ti misma no eres capaz de ascender hacia Mí. No huyas, hija, de tu Padre; desea hablar a solas con tu Dios de la Misericordia que quiere decirte personalmente las palabras de perdón y colmarte de sus gracias. Oh, cuánto me es querida tu alma. Te he asentado en mis brazos. Y te has grabado como una profunda herida en mi Corazón.

– El alma: Señor, conozco tu Santidad y tengo miedo de Ti.

– Jesús: ¿Por qué tienes miedo, hija mía, del Dios de la Misericordia? Mi Santidad no me impide ser misericordioso contigo. Mira, alma, por ti he instituido el trono de la Misericordia en la tierra y este trono es el tabernáculo y de este trono de la Misericordia deseo bajar a tu corazón. Mira, no me he rodeado ni de séquito ni de guardias, tienes el acceso a Mi en cualquier momento, a cualquier hora del día deseo hablar contigo y deseo concederte gracias.

– El alma: Señor, temo que no me perdones un número tan grande de pecados; mi miseria me llena de temor.

– Jesús: Mi Misericordia es más grande que tu miseria y la del mundo entero. ¿Quién ha medido mi Bondad? Por ti bajé del Cielo a la tierra, por ti dejé clavarme en la Cruz, por ti permití que mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza, y abrí la Fuente de la Misericordia para ti. Ven y toma las gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. Jamás rechazaré un corazón arrepentido, tu miseria se ha hundido en el abismo de mi Misericordia. ¿Por qué habrías de disputar Conmigo sobre tu miseria? Hazme el favor, dame todas tus penas y toda tu miseria y Yo te colmaré de los tesoros de mis gracias.

Cuerpo llagado de amores.
Himno a la Pasión de Cristo

Brazos rígidos y yertos,
por dos garfios traspasados,
que aquí estáis, por mis pecados,
para recibirme abiertos,
para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la Cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo
y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad
de cosas que van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu ciencia y tu luz;
que vaya, en fin, por la vida
como Tú estás en la Cruz:

de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos. Amén.

Habla al Mundo es un servicio de difusión de la Divina Misericordia que brinda espiritualidad, formación y capacita Apóstoles de la Divina Misericordia.

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Jesús, en Vos confío

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