InicioQué es la Divina MisericordiaSanta Faustina: Sufrimiento mortal

Santa Faustina: Sufrimiento mortal

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En los últimos años de vida de santa Faustina, aumentaron sus sufrimientos interiores: se le desarrolló la tuberculosis que atacó sus pulmones y sistema digestivo. Todo para ella era motivo de santificación.

342- El sufrimiento es el tesoro más grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento conocemos quién es nuestro verdadero amigo. El amor verdadero se mide con el termómetro del sufrimiento.

696- La Madre Superiora me ordenó rezar un misterio del rosario en lugar de los demás ejercicios y acostarme de inmediato. Una vez acostada me dormí en seguida porque estaba muy cansada. Sin embargo, un momento después me despertó un sufrimiento. Era un sufrimiento tan grande que no me permitía hacer el más pequeño movimiento, ni siquiera pude pasar la saliva. Duró unas tres horas. Pensé despertar a la hermana novicia con la que compartía el cuarto, pero pensé: ella no me ayudará nada, pues que duerma, me da pena despertarla. Me sometí completamente a la voluntad de Dios y pensaba que estaba llegando para mí el día de la muerte, día por mi deseado. Tenía la posibilidad de unirme a Jesús doliente en la cruz, no podía rezar de otro modo. Cuando el sufrimiento cedió, comencé a sudar, pero no podía hacer ningún movimiento, porque volvía el dolor anterior. En la mañana me sentía muy cansada, pero físicamente no sufría más; no obstante no pude levantarme para la Santa Misa. Pensé: Si después de tales sufrimientos no hay muerte, entonces ¡qué grandes deben ser los sufrimientos mortales!

1647- Hoy me siento peor otra vez. La fiebre alta empieza a consumirme. No puedo tomar alimentos, deseaba beber algo para reanimarme, pero resultó que ni siquiera había agua en mi botellón. Oh Jesús, todo para impetrar misericordia para las almas.
Apenas había renovado la intención con más amor, entró una de las novicias y me dio una naranja grande mandada por la Madre Maestra. He visto en ello el dedo de Dios.
Eso se ha repetido unas cuantas veces. En aquel tiempo, aunque se sabía de mis necesidades, sin embargo nunca recibí nada de comer que me fortificara, a pesar de haberlo pedido, pero yo sabía que Dios exigía sufrimientos y sacrificios. No describo con detalles esas negativas, porque son muy delicadas y difíciles de creer, pero Dios puede pedir sacrificios también de esta clase.

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Jesús, en Vos confío

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