InicioQué es la Divina MisericordiaSanta Faustina: Conocimiento interior de Dios

Santa Faustina: Conocimiento interior de Dios

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Jesús se daba a conocer interiormente a santa Faustina, para que permanezca siempre fiel a El, así también nos da un conocimiento interior a cada uno de nosotros.

95. Un conocimiento más profundo de Dios y el terror del alma.
Al principio Dios se hace conocer como santidad, justicia, bondad, es decir misericordia. El alma no conoce todo esto a la vez, sino singularmente en relámpagos, es decir en los acercamientos de Dios. Eso no dura mucho tiempo, porque no podría soportar esta luz. Durante la oración el alma recibe un relámpago de esta luz, que le imposibilita orar al alma como hasta entonces. Puede esforzarse cuanto quiera, y esforzarse a orar como antes, todo en vano, se hace absolutamente imposible continuar rezando como se rezaba antes de recibir esta luz. La luz que tocó al alma, es viva en ella y nada la puede extinguir ni oscurecer. Este relámpago de conocimiento de Dios arrastra su alma e incendia el amor hacia El. Pero a la vez este mismo relámpago permite al alma conocer lo que es y ella ve todo su interior en una luz superior y se levanta horrorizada y asustada. Sin embargo, no permanece en aquel espanto, sino que empieza a purificarse y humillarse, postrarse ante el Señor, y estas luces se hacen más fuertes y más frecuentes; cuanto más cristalina se hace el alma, tanto más penetrantes son estas luces.
Sin embargo, si el alma ha respondido fiel y resueltamente a estas primeras gracias, Dios la llena con Sus consuelos y se entrega a ella de modo sensible. Entonces el alma entra casi en relación de intimidad con Dios y se alegra enormemente; piensa que ya ha alcanzado el grado designado de perfección, ya que los errores y los defectos están dormidos en ella y piensa que ya no los tiene. Nada le parece difícil, esta preparada para todo. Empieza a sumergirse en Dios y a disfrutar de las delicias de Dios. Es llevada por la gracia y no se da cuenta en absoluto de que puede llegar el momento de la prueba y de la lucha. Y en realidad este estado no dura mucho tiempo.
Llegarán otros momentos, pero debo mencionar que el alma responde con más fidelidad a la gracia de Dios si tiene un confesor experimentado a quien confía todo.

16. Entonces, me dirigí a Dios con toda mi alma sedienta de El. Eso fue durante la Octava de Corpus Christi. Dios llenó mi alma con la luz interior para que lo conociera más profundamente como el bien y la belleza supremos. Comprendí cuánto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia mí.
Eso fue durante las vísperas. Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor intimidad con Dios, mi Esposo. En aquel momento hice una celdita en mi
corazón donde siempre me encontraba con Jesús.

1406. Hoy, el Señor me ha dado a conocer interiormente que no me abandonará. Me ha dado a conocer su Majestad y su santidad y al mismo tiempo su amor y su misericordia hacia mi y un más profundo conocimiento de mi miseria; sin embargo esta gran miseria mía no me priva de la confianza, sino al contrario, en la medida en que conozco mi miseria fortalece mi confianza en la Divina Misericordia. He comprendido que todo depende del Señor, sé que nadie me tocará ni siquiera un pelo sin su voluntad.

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Jesús, en Vos confío

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