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«Adoradores: Los niños y la Eucaristía»

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Que estos relatos nos ayuden a incentivar en nuestros niños su amor a la Santa Eucaristía;
Enseñémosles que Jesús sea su mejor amigo y que, desde muy pequeños, aprendan a amarlo con todo su corazón.

Angelo Bonetta

Nació el 8 de setiembre de 1948. Desde niño se distinguió por su bondad con todos y por su espíritu de sacrificio, ofreciendo sus sufrimientos por la salvación de los pecadores. A los seis años, le permitieron hacer la primera comunión por su gran deseo de amar a Jesús. Todos los domingos iba a misa y ayudaba al sacerdote como monaguillo.
En 1959 siente fuertes dolores en las piernas. Le descubren un tumor canceroso y tienen que cortarle una pierna. Y él, con paciencia y resignación, ofrece todos sus dolores por la salvación de los pecadores. En el hospital todos lo quieren y él aprovecha el tiempo haciendo apostolado entre sus compañeros enfermos. Con permiso del obispo, con trece años, hace voto de pobreza, castidad y obediencia dentro de la Asociación Silenciosos operarios de la Cruz. Ese día pudo decir: Ahora soy verdaderamente todo tuyo, Jesús. Todo tuyo y de la Virgen María para la conversión de los pecadores. El 27 de enero de 1963 hizo su última confesión y comunión, recibiendo también la unción de los enfermos. Al día siguiente, murió como un santo con sólo 14 años.

Antonietta Meo

Llamada Nennolina, murió a los seis años en 1937. Le escribió a Jesús 162 cartas. Sus cartas a Jesús han sido publicadas en dos libros Carissimo Dio Padre de Editorial Vaticana y las cartas de Nennolina de la Editorial San Pablo. En 1934 se enfermó gravemente y ofrecía sus sufrimientos a Jesús por los demás. Un día, después de la comunión, le dijo a Jesús que prefería morir antes de cometer un solo pecado mortal. Cuando su madre la llevaba a la iglesia, se arrodillaba con las manos juntas delante del sagrario. El 25 de diciembre de 1936 hizo su primera comunión con tanto fervor que los que la vieron creyeron que estaba en éxtasis, contemplando al divino Jesús.

Veamos una de las tantas cartas de Nennolina:

Querido Jesús, estoy tan, tan contenta de que hayas venido a mi corazón que deseo que nunca te vayas de mi corazón y te quedes siempre conmigo. Jesús, te quiero tanto que me quiero abandonar en tus brazos para que hagas de mí lo que Tú quieras. Oh Jesús amoroso, dame almas, dame muchas almas. Te quiero tanto que te doy mi corazón. Saludos y besos de tu querida Antonietta.

Guido di Fontgalland

Nació en París en 1913 y murió a los 11 años de una enfermedad incurable. El día de su primera comunión, Jesús le dijo que pronto lo llevaría al cielo y él le respondió SI. Antes de morir, consolando a su madre, le manifestó: “La Virgen vendrá a llevarme. Dios lo quiere así. La Virgen me ha dicho que de tus brazos, pasaré a los suyos. No llores, mamá, será muy dulce morir así.”

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Jesús, en Vos confío

 

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