Tras saber el diagnóstico y pronóstico del mal que lo aquejaba, puso su confianza en la Divina Misericordia y María Santísima y logró superarlo. Un testimonio lleno de esperanza y agradecimiento.
Soy Luis Alberto Colavini de 40 años, les cuento un poquito de una parte muy importante de mi vida: todo comenzó en el 2018, cuando nos dieron la noticia tan desastrosa de mi vida, tenía síndrome de poems, que te ataca la sangre y es tan fuerte que te debilita las fuerzas que a tal punto llegué a caminar con bastón, me había hecho tumores malignos en la columna vertebral, en una costilla, en la cadera y en el hombro. Salimos desesperados con mi señora Alicia, y lo primero que hicimos es llegar a casa y llorar, y abrazarnos junto a nuestros hijos, Bruno y Luciano.
Ponerlo en las manos de Dios
Después de un rato mi señora Alicia me habló sobre ir a la parroquia Don Bosco, de Santa Fe Capital (que es donde pertenecemos), y entregarle esta enfermedad a Nuestro Señor, el llevar esta cruz como El lo hizo. Lo hice y allí encontramos mucha ayuda de los grupos de la parroquia, en especial del Grupo de la Divina Misericordia, de los Adoradores de María Auxiliadora (a quien mi señora está consagrada), y también participamos de la Adoración Perpetua a Nuestro Señor. Las Misas eran mi sostén para tratar de sentirme bien, y nunca dejamos de orar con mucha fe.
Este síndrome implicaba un tratamiento muy importante; empecé con pastillas de quimio (durante seis meses), luego en abril de este año terminé el tratamiento con un autotransplante de medula ósea en la clínica CETRAMOR de la ciudad de Rosario, cuyo director, una excelente persona y profesional, era el doctor Alfredo Basso (que falleció). Con respecto al tratamiento, el médico me había dicho que normalmente tardaba entre 40 a 42 días, pero yo lo hice en 30, estando solo en una habitación a la que ingresaban únicamente los enfermeros y doctores.
Con El se puede todo
Fue muy difícil porque no pude recibir a nadie de mi familia ni de mis amigos, y sin poder recibir un abrazo que me contenga, solamente por video llamadas. Y durante ese tiempo también cumplí mis 40, el 21 de mayo, estando en el medio del tratamiento, lo que me afectó mucho más.
Muchos días lloraba y me preguntaba qué mal hice, pero yo nunca deje de rezar a María Auxiliadora y a Jesús Misericordioso y creía que todo lo que me pasaba, seguramente tendría un final feliz.
También las quimios fueron muy fuertes, había días que no tenía ganas ni fuerzas para rezar, pero las sacaba de donde sea porque quería estar pronto también con mi familia y mis seres queridos.
Y bueno, terminé el tratamiento con éxito y siempre agradecido a Jesús Misericordioso y a María que todo salió mucho más que bien, y en poco tiempo estaré regresando a mi trabajo y comenzando con mi vida cotidiana, pero con muchos cuidados porque soy una persona auto trasplantada.
Todo lo que me pasó lo considero un “milagro”, y siempre voy a agradecer a Dios y a María, porque sólo yo sé todo lo que pasé, y también mi familia, que fueron mis pilares fundamentales.
Luis Alberto Colavini y flia.,
Santa Fe
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Jesús, en Vos confío