Evangelio
Pedro le dijo a Jesús: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por Mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”.
San Marcos 10, 28-31
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
El que deja algo por Cristo manifiesta que lo valora y aprecia más a Cristo que lo que dejó. El que deja todo por Cristo es porque lo valora sobre todo lo que tiene y existe. Y este es el único amor que hay en el Paraíso. Hasta no alcanzar este amor no podremos estar en la Comunión total con El y con los santos. Para ello se nos da el don del Purgatorio. Pero
preocupémonos más bien de amarlo con todo nuestro ser: sólo así nos amamos como corresponde, a nosotros y al prójimo.
Propósito del día
Evitaré toda queja. Si se me escapa alguna haré una oración breve
o jaculatoria en reparación y daré gracias a Dios por todo.
Santos del día: san Justo de Urgel, obispo
Vivió en el siglo VI, y varios hermanos suyos fueron obispos españoles, entre los cuales sobresale Justiniano de Valencia. Fue uno de los brillantes escritores de la España visigótica, y expuso de forma alegórica el “Cantar de los Cantares”, que descubre al escritor sutil y al profundo conocedor de la literatura patrística.
Liturgia del día
Feria. Verde.
Lecturas: 1 Pe 1, 10-16/ Sal 97, 1-4
Reflexión para las tres de la tarde
Le taparon la cara con un paño y habiendo cubierto sus ojos, le daban bofetadas. Como habían oído que tenía fama de profeta, se burlaban también de esto, y le decían al pegarle: “Profetízanos, Cristo, ¿quién es el que te ha pegado?”.
Sé Tú, Señor, nuestra Vida
Preparación para Corpus Christi
¡Oh dulcísimo Jesús, que vinisteis a este mundo para enriquecer a todas las almas con la vida de vuestra gracia, y que, para conservarla y fomentarla en ellas, os ofrecéis Vos mismo cada día en el augustísimo Sacramento de la Eucaristía cual saludable medicina para curar sus enfermedades y cual divino alimento para sostener su debilidad ¡Humildes os suplicamos que derraméis benignamente sobre ellas vuestro Santo Espíritu, abrasadas por el cual, las que estén manchadas con culpa grave, volviendo a Vos, recobren la vida de la gracia perdida por sus pecados, y las que por vuestra misericordia ya os están unidas se acerquen devotamente cada día a vuestro Celestial Banquete, según les fuere permitido, y fortalecidas con él, puedan proporcionarse el antídoto de los pecados veniales que diariamente cometen y alimentar la vida de vuestra gracia, y así, más y más purificadas, alcancen la eterna bienaventuranza en los Cielos. Amén.
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Jesús, en Vos confío
