La Confianza

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La primera y la más importante condición y exigencia vinculada con el culto a la Divina Misericordia es la confianza en la bondad y compasión de Dios. La Confianza en la Misericordia de Dios es la esencia del culto a la Divina Misericordia. La confianza es necesaria para obtener las gracias generales de la Misericordia de Dios y las demás gracias particulares prometidas por el Señor en esta devoción. La confianza es la madre de las obras buenas que son agradables a Dios, ella es la llave que nos permite abrir las puertas al manantial de la misericordia que Dios quiere derramar sobre nosotros.

En el Diario, Jesús no solo se refiere treinta y cuatro veces a ella, sino que hasta nueve veces la califica como condición indispensable para recibir todos los beneficios de la misericordia: “Las gracias de mi misericordia se toman por un solo recipiente: la confianza” (D. 1578). Por la confianza se obtienen gracias generales que abarcan no solo a las gracias santificantes, las gracias que nos hacen agradables a Dios, sino también a los bienes terrenales: “La humanidad no encontrará la paz, hasta que no se dirija, con confianza a mi misericordia” (D. 300). Por tanto la confianza es indispensable no solo para la salvación individual sino para el desarrollo constructivo social y la paz de la humanidad.

El papel vital de la confianza para la práctica del culto se encuentra en el Diario“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias” (D. 1578). “Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi misericordia” (D. 1059). “Que los más grandes pecadores [pongan] su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia” (D. 1146).

Si alguien reza la coronilla, venera la imagen, cumple los requisitos de la fiesta, etc., pero lo hace sin esta confianza, no solo no obtiene las gracias particulares prometidas por Cristo, sino que tampoco obtiene las gracias generales ni da culto a la Divina Misericordia, su acto es inexistente. Porque adorar la Misericordia de Dios es lo mismo que confiar en la Misericordia de Dios. Tanta es la importancia de la confianza que, sin otros actos concretos de la devoción, garantiza todos los efectos propios, las gracias generales de la misma: “quien confía en Mi misericordia no perecerá, porque todos sus asuntos son Míos” (D. 723). Implica por tanto los bienes para la salvación, santificación y los bienes terrenos: “El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo Mismo tengo cuidado de ella” (D. 1273).

Sin embargo, para recibir las gracias particulares prometidas por Jesucristo por la práctica de cada una de las cinco nuevas formas concretas de dar culto a su misericordia, deben realizarse las mismas con confianza en Dios y con el corazón orientado a las obras de misericordia al prójimo.

¿Qué es la confianza?

“En los escritos de sor Faustina, la confianza no es una virtud entre otras, sino la actitud integral que el hombre debe tener hacia Dios como Padre rico en misericordia. Está condicionada por las virtudes teologales: fe, esperanza y amor, y las morales: humildad y contrición, sin las cuales es imposible confiar en Dios, porque no se puede confiar en alguien a quien no se conoce, con quien no se cuenta, a quien no se ama. Tampoco se puede confiar, si al mismo tiempo uno no conoce sus propias debilidades y no reconoce el mal que ha cometido en su propia vida. La confianza no es, pues, ni un sentimiento piadoso ni una aceptación intelectual de las verdades de la fe, sino una actitud enraizada en la voluntad del hombre y que se expresa por el cumplimiento de la voluntad de Dios, contenida en los mandamientos, las obligaciones de estado o en las inspiraciones del Espíritu Santo que cada cual va discerniendo en su vida cotidiana”.

Además, la confianza incluye necesariamente la oración, el diálogo y el reposo en Aquel en quien pusimos nuestra confianza. La confianza, al decir del padre Ignacio Rozycki, es la espera voluntaria, humilde, inalterable y animada por la fe, en la benevolencia de Dios. En las reflexiones sobre la confianza profundizaremos más sobre esta condición fundamental del culto a la Misericordia Divina.

(Libro «La Divina Misericordia prepara al mundo», P. Mauro Carlorosi co.)

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Jesús, en Vos confío

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