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Modelo de contemplación

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En el Corazón de María aprendemos los
misterios de amor del Corazón Eucarístico

La Virgen Santísima ama a Jesús como ningún corazón humano lo ha hecho o lo podrá hacer. Ella ha estado perfecta y totalmente unida al corazón, vida, misterios y misión de su Hijo. Los corazones de Jesús y María son «un solo corazón» desde el momento de la Anunciación. En el seno de María, el corazón de Jesús, comenzó a latir bajo el corazón de su Madre, con un solo latido. Y allí, en el primer tabernáculo de la real presencia, comenzó lo que JPII ha llamado «la alianza admirable de los Dos Corazones».
Alianza que nunca terminará… alianza de amor y colaboración entre los dos corazones que se inició en la Anunciación y encontrará su máxima expresión en el momento del sacrificio en la cruz. Este lazo de amor es una unión dinámica en misión redentora y en acción santificadora.
Entrar en la escuela de María es «ponernos en comunión vital con Jesús a través del corazón de su madre» (RVM,2). El corazón de María es la más profunda escuela para comprender los misterios de Cristo. ¿Quién mejor que Ella puede enseñarnos acerca de Jesús? San Lucas nos dice que la Virgen María guardaba todas las cosas en su corazón y que las guardaba cuidadosamente. Ella guardaba amorosamente y cuidadosamente todas las cosas de Cristo en su corazón. Ella no es solo custodia cuidadosa del cuerpo de su Hijo, sino de todas sus palabras, su vida y sus misterios. Como el Concilio Vaticano II en LG, 65 enseña: “María, habiendo entrado íntimamente en la historia de la Salvación, en cierta manera en sí une y refleja los más grandes misterios de la fe”.

Escuela de amor por Cristo

El corazón inmaculado es la escuela de amor por Cristo. Es una escuela en la cual no solo se alimentan nuestros intelectos, sino que ante todo, se nos enseña a contemplar con nuestros corazones, a guardar con amor todas las cosas, a reflexionar cuidadosamente y se nos forma en imágenes vivientes del corazón de Jesús. S. Juan Bosco, tuvo su primer sueño profético cuando tenía 9 años. Nos narra que Jesús se le apareció y le dijo: “Te daré una maestra bajo cuya guía aprenderás y sin su ayuda todo conocimiento es vano”. Y entonces la Virgen se le aparece y le toma la mano. Desde ese momento, S. Juan Bosco tomó a la Virgen Santísima como su maestra, permitiéndole guiarlo en los misterios y designios del corazón de Jesús para él.
Cuando nos entramos en el corazón de María, estamos en una relación intima de comunión con el corazón de Jesús. Como enseña S. Luis de Montfort: “Ella es el camino más fácil, más corto, más perfecto y seguro de alcanzar unión con Cristo”. A Jesús por María, era su motor.

Hacia la contemplación

La Santísima Virgen nos enseña el arte del amor que es la contemplación. Contemplar es mirar con el corazón, mirar con amor. Solo podremos entender los misterios de amor del corazón de Jesús, si los contemplamos con amor en nuestro corazón. Solo el amor de Cristo puede ser el verdadero deseo de nuestra contemplación y solo si contemplamos con amor podremos descubrir las riquezas y grandezas de su amor. Esta es la razón por la cual necesitamos contemplar con el corazón de María, para poder leer, comprender y penetrar los misterios de Jesús con el amor de su corazón materno. Ella es nuestro modelo y nuestra maestra en la contemplación de ese corazón que nos ha amado hasta el extremo de ser traspasado, herido, roto, y entregado en la cruz y en la Eucaristía.
(M. Adela Galindo, CTJM)

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