Incentivemos en nuestros niños su amor a la Santa Eucaristía; enseñémosles a orar ante el sagrario, y narrémosles los testimonios de hechos milagrosos y prodigios eucarísticos.
Toda la noche adorando al Santísimo
El beato Manuel González García (el Obispo de los sagrarios abandonados) cuenta una anécdota que sucedió en su parroquia con un grupo de niños (la comunidad estaba muy laicizada y muy hostiles a todo lo que fuera religioso y más aferrada a lo
mundano).
El beato se pasea por el porche, cuando dos niños de las escuelas se le acercan con algo de timidez y dubitativos.
Entonces les pregunta:
‑¿Qué traéis con ese aire de parlamentarios?
‑Que queríamos que nos diera usted permiso para pasar toda la noche en el sagrario.
‑Chiquillos, ¡toda la noche!
‑Sí, señor; ya tenemos permiso de nuestras madres y traemos aquí en el bolsillo pan y queso para comérnoslo antes de las doce. Y vendrán con nosotros fulano y zutano, hasta nueve.
No hubo más remedio que ceder.
Allí se quedaron en vela de amor junto al sagrario de su escuela ¡toda la noche! y con ellos algunos de sus maestros. Los golfillos (niños que pasan mucho tiempo en las calles) se iban convirtiendo en ángeles adoradores de la Eucaristía.
Con gozo pudo testimoniar don Manuel: de aquellos barrios misérrimos surgieron a los pocos años vocaciones religiosas y cuatro muchachos en la adolescencia morían como podrían morir los ángeles si estuvieran sujetos a la muerte.
Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.
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Jesús en vos confío