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Adoradores: «Vivir de la Eucaristía»

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En diversas partes de su diario La Divina Misericordia en mi alma,
santa Faustina aborda el tema de la Santa Eucaristía.

En su diaria comunión ella encontró fortaleza, inspiración y conocimiento de las cosas del cielo, así como una “fuerza transformadora” que la conduciría a la santidad. En sus propias palabras: “Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo”, asimismo declararía la Santa Comunión como “el momento más solemne de mi vida”.

Resulta aleccionador (y enternecedor a la vez) apreciar la bellísima humildad de la santa ante la Eucaristía:
“Hoy mi alma se prepara para la Santa Comunión como para un banquete de bodas en que todos los participantes lucen una belleza inexpresable. Y yo también estoy invitada a este banquete, pero no veo en mí esta belleza, sino un abismo de miseria. Y aunque no me siento digna de sentarme a la mesa, sin embargo me deslizaré por debajo de la mesa, y a los pies de Jesús mendigaré al menos las migas que caigan debajo de la mesa. Conociendo Tu misericordia me acerco a Ti, Jesús, porque antes faltará mi miseria que se agote la piedad de Tu Corazón”.

Resulta asimismo de extrema importancia el llamado de Jesús: “Quiero decirte, sin embargo, que la vida eterna debe iniciarse ya aquí en la tierra a través de la Santa Comunión. Cada Santa Comunión te hace más capaz para la comunión con Dios por toda la eternidad”.

Los momentos más solemnes de su vida:
1804 – El momento más solemne de mi vida es cuando recibo la Santa Comunión. Anhelo cada Santa Comunión y agradezco a la Santísima Trinidad por cada Santa Comunión. Si los ángeles pudieran envidiar, nos envidiarían dos cosas: primero, la Santa Comunión y segundo, el sufrimiento.

Su fuente de santidad, fortaleza, y conocimiento celestial:
1392 – Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo. Siento que este sagrado fuego me ha transformado totalmente. Oh, cuánto me alegro de ser Tu morada, oh Señor; mi corazón es un templo en que permaneces continuamente…

1404 – Oh Jesús oculto, en Ti está toda mi fuerza. Ya en los años más tempranos, Jesús en el Santísimo Sacramento me ha atraído hacia Sí. A los siete años, cuando estaba en las vísperas y el Señor Jesús estaba expuesto en la custodia, entonces, por primera vez se me comunicó el amor de Dios y llenó mi pequeño corazón y el Señor me hizo comprender las cosas divinas; a partir de aquel día hasta hoy mi amor al Dios oculto ha crecido hasta alcanzar la más estrecha intimidad. Todo el poder de mi alma procede del Santísimo Sacramento. Todos los momentos libres los paso conversando con El; El es mi Maestro.

1819 – Al recibir la Santa Comunión, tuve un conocimiento más profundo del Padre celestial y de su paternidad para con las almas.
Hoy vivo de la adoración de la Santísima Trinidad. Agradezco a Dios por haberse dignado adoptarnos, por medio de la gracia, como a sus hijos.

840 – 23 de diciembre de 1936. Vivo este tiempo con la Santísima Virgen y me preparo a este solemne momento de la venida de Jesús. La Santísima Virgen me enseña sobre la vida interior del alma con Jesús, especialmente en la Santa Comunión. Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la Santa Comunión. ¡Oh los momentos más preciosos de mi vida!.

1037 – Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión, caería continuamente; una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza. Temo la vida si algún día no recibo la Santa Comunión. Tengo miedo de mí misma. Jesús oculto en la Hostia es todo para mí. Del tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz ; es aquí donde busco alivio en los momentos de tormento. No sabría como glorificar a Dios si no tuviera la Eucaristía en mi corazón.

1826 – […] Cuando mis fuerzas empiecen a disminuir, entonces la Santa Comunión me sostendrá y fortalecerá. De verdad, temo el día en que no reciba la Santa Comunión. Mi alma recibe una fuerza admirable de la Santa Comunión.

223 – Oh Hostia Viva, mi única Fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abraza al mundo entero, fortifica a las almas débiles. Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús nos dejó su misericordiosísimo Corazón.

814 – Hoy he estado solamente en la Santa Comunión y un poco más en la Santa Misa. Toda mi fuerza está en Ti, Pan vivo. Me sería difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. El es mi escudo; sin Ti, Jesús, no sé vivir.

1233 – Oh Hostia santa, fuente de la dulzura divina,
Tu das fortaleza a mi alma,
Tú que eres omnipotente y Te encarnaste de la Virgen
Vienes oculto a mi corazón
Y no Te alcanza el poder de mis sentidos.

Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.

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Jesús, en Vos confío

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