Evangelio
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con El y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
San Mateo 9, 9-13
Video con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
Cuando estés “atrapado/a” en tu celular, en la televisión, en internet, con amigos y en vanas y peligrosas conversaciones piensa que Jesús te mira y te dice: “sígueme”. Te está llamando, te está liberando, te está “salvando” y dignificando. Pero debes aceptar el llamado, hacer a un lado la tentación, dejar el celular e internet cuando es pérdida de tiempo y gracia. Es nuestro deber renunciar a lo y a los que me apartan de Dios.
Propósito del día
Compraré un chocolate (o algo delicioso, aunque económico)
para compartirlo con alguien.
Santos del día: san Atanasio de Jerusalén, diácono y mártir
Era diácono en la iglesia de la Santa Resurrección del Señor en Jerusalén. En torno al 451 o 452 denunció al monje hereje Teodosio por su impiedad, por ello y por haber defendido el Concilio de Calcedonia, y a que tuvieran una fe recta acerca de la doble naturaleza de Cristo, fue capturado y decapitado por soldados enviados por Teodosio.
NR: Su fiesta aparecía ya determinada en el Martirologio Romano del cardenal Baronio, oratoriano.
Liturgia del día
Feria. Verde/ San Antonio María Zaccaría, presbítero.
Blanco. Memoria libre.
Lecturas: Amós 8, 4-6.9-12/ Sal 118, 2.10.20.30.40.131
Reflexión para las tres de la tarde
Arrojaron a Jesús sobre la Cruz con torpeza, extendieron sus brazos, y clavaron sus manos. Como una no coincidía con el agujero, dislocaron su hombro para que llegara y Jesús emitió un suspiro de dolor.
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Jesús, en Vos confío
