¿Se conocen vuestro ratos de Sagrario en que salís
más vasallos del Rey callado y entregado, entregándolos
más en silencio y con más buena cara?
El Reino de Dios buscado y encontrado por la oración de los magos. No es preciso hacer violencia al texto sagrado para convencernos de que, por la oración, los Magos vieron la estrella, y por la oración, conocieron, poseyeron y saborearon el misterio de la estrella.
Andemos con ellos sus caminos y veremos cómo el viaje de éstos sabios hombres, desde el Oriente hasta Belén, es el viaje o la ascensión de unas almas, desde los grados más bajos hasta los más altos de la oración: como que terminan nada menos que en la contemplación y adoración sobrenatural y mística de Dios.
El fruto de la oración
Y más que fruto, podría decir: manifestación del fruto de tan buena oración. Admirablemente está hecha esa manifestación en las palabras con que termina el Evangelista la narración de esta escena: “Se volvieron a su tierra por otro camino”
(Mt 2, 12).¡Qué buen sello de oración buena! ¡El cambio de caminos!
Almas que van a hablar muchas veces con Jesús Sacramentado ¿Son sus caminos, de regreso a casa, de más pureza de intención, de más bondad de corazón, de más puntualidad en el deber, de más generosidad con Dios y con el prójimo, de
más vencimiento propio que el camino de ida? ¿Salen más vasallos del Rey callado y entregado, entregándose más en silencio y con más buena cara?
Lección de los Magos para comulgar con provecho
“¿Por qué comulgando todos los días adelantamos tan poco y a veces tan nada?» No creo que a nadie se le ocurra echar la culpa a la Comunión sino a los comulgantes. En lo que hicieron los Magos ante el Niño Jesús veo el secreto.
Según el Evangelio hicieron estas cuatro cosas con Jesús:
1) Encontrarlo con su Madre.
2) Adorarlo postrados en tierra.
3) Abrirle sus tesoros y
4) Volverse por más seguro camino.
Para reflexionar: ¿Buscan siempre a Jesús con su Madre, postrados (es decir humildes) con el corazón abierto (esto es generosos) y procurando cambiar de camino? San Manuel González/ Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio
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Jesús en vos confío
