En el momento en que la Sagrada Eucaristía estaba expuesta para la adoración pública,
por más de veinte minutos apareció Jesús impartiendo la bendición.
El Milagro Eucarístico de Bordeaux, Francia, se presentó en lo que ahora se denomina “Capilla del Milagro”, en momentos en que la Hostia estaba expuesta para la adoración pública.
El milagro consistió en que por más de veinte minutos apareció Jesús impartiendo la bendición, llegando incluso algunos testigos a afirmar que le escucharon decir “Yo Soy el que Soy”, que es el nombre propio de Dios. Aún hoy es posible visitar la Capilla del Milagro para venerar la preciosa Reliquia de la custodia de la aparición, conservado en Martillac, en la iglesia de la comunidad contemplativa “La Solitude”.
El Milagro Eucarístico de Bordeaux está unido estrechamente a la Comunidad fundada en 1820 por el venerable padre Pierre Noaille. Aún hoy, esta comunidad es activa sobre todo en Asia y África. El Prodigio sucedió veinte meses luego de la fundación de dicha comunidad, en la iglesia de Santa Eulalia en Rue Mazarin. Luego de que el Abad Delort, quien sustituía ese día al Padre Noaille en las celebraciones litúrgicas, había impartido la bendición con el Santísimo Sacramento, Jesús, resucitado y glorificado, apareció en la Hostia. Numerosas personas pudieron contemplar por más de veinte minutos la aparición de Jesús que bendecía a través de la Hostia expuesta para la adoración pública.
Este hecho fue aprobado por las autoridades eclesiales, entre ellas, el Arzobispo de Bordeaux, Mons. D’Aviau, quien escuchó personalmente los testimonios de los fieles que asistieron al Prodigio. Es posible visitar actualmente la Capilla del Milagro para venerar la preciosa Reliquia de la Custodia de la Aparición.
Reflexiones sobre el milagro
Mientras está expuesta la Hostia consagrada, en algún momento, ésta desaparece para dar lugar a Jesús, Rey de cielos y tierra. Mientras está visible, Jesús imparte la bendición. Es en esto en lo que consiste, esencialmente, el milagro eucarístico de Bordeaux, Francia. Lo sucedido en el milagro está en un todo de acuerdo con lo que nos enseña la Iglesia en la Tradición, el Magisterio y el Catecismo: Jesús está Presente real, verdadera y substancialmente en la Eucaristía. Esto quiere decir que en la Eucaristía, Jesús está con su Cuerpo glorioso y resucitado, así como está en los cielos, sólo que mientras en los cielos es visible a los ojos de los ángeles y santos, aquí en la tierra está oculto a nuestros ojos corporales, por medio de las especies sacramentales.
Lo ocurrido en el Milagro de Bordeaux ocurre, en realidad, cada vez que se expone el Santísimo: Jesús está Presente en Persona, impartiendo su bendición y derramando torrentes de gracia, a todos los que asisten a la adoración eucarística, solo que no lo vemos corporal y sensiblemente.
El Milagro Eucarístico de Bordeaux debe hacernos reflexionar y pensar que, aunque no veamos a Jesús visiblemente, cada vez que nos encontramos delante de la Eucaristía, Jesús nos bendice y nos dona su gracia, tal como lo hizo en el Milagro de Bordeaux.
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Jesús, en Vos confío
