Evangelio
Un sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. El se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?” Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió y su mano quedó curada.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
San Lucas 6, 6-11
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
“Querían encontrar algo de qué acusarlo…” Así era la deformada conducta religiosa de quienes no veían a Jesús con sinceridad, no buscaban a Dios ni a la verdad, sino la propia conveniencia o del “grupo”. No vieron el milagro como una manifiesta señal de Dios en Cristo, sino que vieron cómo acusarlo. Así es la conducta nuestra cuando utilizamos la religión para nuestro provecho. Deja de importarnos Dios y buscamos que la religión sólo dé garantías para el bien en esta vida terrenal.
Propósito del día
Revisaré y mejoraré mis relaciones con los demás,
por lo menos con una sola persona hoy
Santos del día: santa María de la Cabeza, viuda
Originaria de España, fue esposa de san Isidro Labrador. El Martirologio Romano dice de ella que “llevó una vida paciente, austera y laboriosa”. Ayudaba en el campo a su esposo e iba a la ermita de Santa María para orar y mantenerla aseada; allí fue enterrada al morir, en 1175.
NR: Es muy invocada contra los males y dolores de cabeza.
Liturgia del día
Feria. Verde/ San Pedro Claver, pbro. Blanco. Memoria libre.
Lecturas: 1Cor 5, 1-8/ Sal 5, 5-7.12
Reflexión para las tres de la tarde
El Cuerpo de Jesús era una sola llaga de dolor, sólo quedaba su sagrada Cabeza sana, hasta que vino un demonio y tomó una tira de cuero duro y no paró de azotarle la nuca hasta que vio sus cabellos teñidos de rojo.
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Jesús, en Vos confío
