Para meditar frente al Sagrario
El adorador debe aprender a tratar con familiaridad a quien sabe que lo ama y por ese amor se ha quedado presente en la Eucaristía. En este mes queremos profundizar sobre la oración frente al Sagrario.
Nuestra forma de relacionarnos con Dios es a través de la palabra en diálogo muy particular llamado “oración, de ahí la importancia de conocer acerca de ella. Debemos meditar sobre un tipo de oración: la oración de súplica”, por medio de ella le pedimos a Dios lo que necesitamos. Esta oración es absolutamente necesaria, si queremos alcanzar las gracias que Dios nos tiene preparadas, y lo es, no porque Dios no sepa qué necesitamos, sino porque El quiere que se lo pidamos: “Bien sabe vuestro Padre lo que habéis menester, antes de pedírselo” (Mt 6,8).
Por medio de esta oración podemos pedir innumerables bienes espirituales, sobre todo cuando nos ponemos en actitud de adoración. Para esto aconseja san Francisco de Sales: “Ruega, pues, y ruega mucho, alma devota, en nombre de Jesús (…). Pide con insistencia al Señor lo que necesites, pide luz y consejo en tus dudas, pídele contrición y perdón de tus culpas; pídele las virtudes; pídele aquellos bienes temporales que sean conducentes a tu bien espiritual y a la mayor gloria divina; pide, en fin, todo cuanto quieras, y no te canses de pedir, pues éste es un ejercicio en el que debemos insistir y perseverar, no un día, o un mes, o un año, sino siempre, mientras nos dure la vida” (La perfección cristiana).
Todo esto podemos pedir con la certeza absoluta de que seremos escuchados, si eso es conveniente a nuestras almas, y estamos seguros de alcanzar lo que pedimos, porque el mismo Jesucristo nos lo asegura: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis, llamad y os abrirán; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá.” (Mt 7, 7 y ss).
Según las palabras de Jesús, estamos seguros de alcanzar, en la oración de súplica, todos los bienes que enumeramos arriba, aún cuando haya muchos hombres y mujeres que poniéndose en la presencia de Jesús sacramentado sean capaces de orar sin desfallecer. No abandonemos nuestra oración de súplica y realmente veremos milagros.
Pbro. dr. Jorge A. Gandur (+)
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Jesús en vos confío