Evangelio
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?” El les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”
Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”. Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a Mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
San Marcos 10, 2-16
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
La dureza del corazón humano es la raíz del divorcio. No la voluntad de Dios. Pero de todo divorcio, es decir, de todo mínimo intento personal o social por separar lo que Dios ha unido en matrimonio. Antes del divorcio hay “olor” a divorcio en la vida matrimonial con la falta de diálogo, de sinceridad, de escucha y silencio basados en el amor mutuo. Es de corazones duros no rezar juntos, no arrepentirse, no perdonarse en serio. Amarse en la adversidad es lo que ablanda el corazón.
Propósito del día
Iré con tiempo a la Santa Misa para prepararme convenientemente y ofrecerla con respeto y devoción.
Santos del día: san Pardulfo, abad
En el siglo VIII fue por décadas abad del monasterio benedictino de Guéret, Francia.
Era muy venerado por el pueblo y amigos por su extraordinario rigoren la penitencia y por su don de milagros. En un ataque de los sarracenos, estaba sólo en su monasterio, el que se salvó gracias a sus oraciones.
Murió en el 737.
Liturgia del día
27º Domingo durante el año. Verde.
Tercera semana para el Salterio.
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús fue tomado y llevado hacia la cruz.
En el camino, pasaba Judas corriendo como un loco y se tropezó. Cuando se levantó se encontró con la mirada de Jesús, que se entristeció al ver como despreciaba su Misericordia.
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Jesús, en Vos confío