Evangelio
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?” Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”
El le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”.
“Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.”
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: ‘Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver’.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”
“El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.
San Lucas 10, 25-37
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
Dos preguntas clave que muestran dos modos de entender la fe. Uno imperfecto y otro perfecto: “¿Qué tengo que hacer?” y “¿Quién es?”. La pregunta por el “qué hacer” refleja un interés por “hacer para conseguir”; no es algo malo, pero no alcanza. Rápido podemos volvernos “compradores” del Cielo exigiendo a Dios. Pero “¿Quién es?” refleja el anhelo del corazón por encontrarnos con alguien, seguirlo, amarlo… Nuestra fe es un encuentro, no un cumplimiento.
Propósito del día
Honraré a Nuestra Señora del Rosario difundiendo las frases de los
santos sobre el Rosario, por lo menos a tres personas.
Santos del día: Nuestra Señora del Rosario
Esta fiesta fue instituida por el papa San Pío V en el aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto, contra el invasor turco (1571). Esta victoria se atribuyó a la Santísima Virgen, invocada con la oración del rosario. Esta devoción fue revelada por la Virgen a Santo Domingo de Guzmán, a quien se le apareció con el rosario.
Liturgia del día
Bienaventurada Virgen María del Rosario. Blanco. Memoria
obligatoria/ Lecturas: Gal 1, 6-12/ Sal 110, 1-2.7-9.10c
Reflexión para las tres de la tarde
Judas fue y arrojó las monedas a los pontífices. Al salir corriendo tropezó y se encontró nuevamente con la mirada de Jesús que pasaba junto a la multitud. Pero Judas se revolcaba en el suelo y gritaba: “¡No puedes perdonarme!”. Jesús lloraba.
El arma más poderosa del mundo
Frases de los santos sobre el santo Rosario
“Si quieren que la paz reine en sus familias y en su patria,
recen todos los días el Rosario con todos los suyos.”
San Pío X
“Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres.”
San Francisco de Sales
“La práctica del santo Rosario es grande, sublime y divina. El Cielo nos la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados.”
San Luis María Grignion de Montfort
“Las mejores conquistas de almas que he logrado,
las he conseguido por medio del rezo devoto del santo Rosario.”
San Antonio María Claret
“Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo.”
San Juan María Vianney
“Un cristiano sin Rosario, es un soldado sin armas.”
San Miguel Febres
“Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto.”
Beato Bartolomé Longo
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Jesús, en Vos confío