Evangelio
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa”. Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces El llamó a sus discípulos y les dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”.
San Marcos 12, 38-44
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
Por un momento Jesús “presta” sus ojos divinos a los apóstoles y les permite ver como El ve. Y les presenta el contraste de dos personas religiosas, practicantes y “devotas”. El escriba, estimado por todos, hacía todo por apariencia y para beneficio personal, pero su relación con Dios estaba vaciada. La pobre viuda, despreciada generalmente por ser débil y poco “aportante”, ¡era a quien Dios alababa!.
Propósito del día
Iré con tiempo a la Santa Misa para prepararme en silencio
a semejante misterio de la fe.
Santos del día: beato Acisclo Piazuelo
Nacido en Zaragoza en 1878, era de una familia de campesinos. Se hizo religioso de la Orden de San Juan de Dios. En Barcelona, durante la furiosa persecución, fue asesinado por odio a la religión en 1936.
Liturgia del día
32º Domingo durante el Año. Verde.
Cuarta semana para el Salterio.
Reflexión para las tres de la tarde
Arrastran la Cruz hasta el agujero. Esta va rebotando sobre el suelo y zarandea al pobre Crucificado, mientras que las heridas de sus pies y manos se van rasgando y abriendo más.
Comunión espiritual
De san Alfonso María de Ligorio
Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.
(pausa en silencio).
Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos.
No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén.
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Jesús, en Vos confío
