Evangelio
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor.
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El Niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con El.
San Lucas 2, 22.36-40
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
¿Quizás estemos mal -pésimamente mal- acostumbrados a que Dios se hizo hombre y ya nos parece sólo un dato de catequesis? No sea así nunca. Lo correcto es la actitud de Ana en este Evangelio: predicarlo inmediatamente a todos, no tener otro tema de conversación, dar gracias a Dios hasta el punto de no tener en cuenta ni nuestras cruces ni todos los esfuerzos y sacrificios que hicimos durante toda la vida con tal de tener la gracia infinita de poder recibir a Dios, nosotros, en la Santísima Eucaristía.
Propósito del día
Reduciré muchísimo hoy el tiempo de tv, internet y móvil para
pensar más en las necesidades cotidianas mías y ajenas.
Santos del día: san Geremaro, abad de Flay
Francés del siglo VII, quien de joven estuvo en la corte de Dagoberto I, donde se casó con una noble dama. Sus dos hijas murieron a temprana edad, y su hijo se hizo religioso. En el 647 dejó su familia y bienes y se hizo monje benedictino. Fue un religioso modelo y luego abad hasta su muerte en el 660.
NR: Más tarde el monasterio cambió su nombre por el de San Geremaro de Flay.
Liturgia del día
Día 6º dentro de la Octava de Navidad. Blanco.
Lecturas: 1 Jn 2, 12-17 / Sal 95, 7-10
Reflexión para las tres de la tarde
Cuando Jesús salía de la casa de Caifás, todos se amontonaron alrededor de El y comenzaron a darle puntadas, mientras que otros le pegaban y se burlaban de El diciéndole: “Adivina, Cristo, ¿quién es el que te ha herido?”.
Ternura de todo el Cielo
Frases de san Pío de Pietrelcina sobre Navidad
“Todas las fiestas de la Iglesia son hermosas… la Pascua, sí, es la glorificación… pero la Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón.”
“¡Qué feliz me hace Jesús! ¡Qué suave es su espíritu! Pero yo me confundo y sólo consigo rezar y repetir: ‘Jesús, pan mío’.”
“Sólo se oyen los vagidos y el llanto del Niño Dios y con este llanto y estos vagidos ofrece a la Justicia Divina el primer rescate de nuestra reconciliación…”
“Que el Niño Jesús te colme de sus divinos carismas, te haga probar las alegrías de los pastores y de los ángeles y te revista todo con el fuego de esa Caridad por la que se hizo el más pequeño de nosotros, y te convierta en un niño pequeño lleno de amabilidad, sencillez y amor”.
“Que el dulcísimo Niño Jesús os traiga todas las gracias, todas las bendiciones, todas las sonrisas que plazca a su infinita Bondad…”
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Jesús, en Vos confío
