Evangelio
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: “Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas’.
En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
San Lucas 18, 9-14
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Sólo Dios es Bueno y digno de alabanza. Robar a Dios las gracias y la posibilidad de practicar las virtudes para engrandecernos a nosotros mismos es grandísimo pecado. El fariseo de esta parábola usaba a Dios para su personal autocomplacencia. El publicano proclamaba que sólo Dios es Bueno y que si sigue con vida y fe es porque El se apiada. Por eso vuelve justificado, porque volvió a vivir en la verdad. Dios no puede unirse a la menor mentira, hija de la soberbia.
Propósito del día
Honraré la maternidad divina de la Inmaculada Virgen María
rezando tres veces el Angelus.
Santos del día: san Ludolfo de Ratzerbug, obispo y mártir
De la orden premostratense, desde 1236 fue obispo de Ratzeburg, en Schleswig-Holstein, Alemania. Se enfrentó al duque Alberto de Sajonia-Lauenburg, quien reclamaba para sí los bienes de la Iglesia. Fue apresado y maltratado salvajemente, lo liberaron y al poco tiempo murió por las heridas sufridas en 1250.
Liturgia del día
Feria. Morado.
Lecturas: Os 6, 1-6 / Sal 50, 3-4.18-21ab
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús llega al atrio ante Caifás, iba en medio de los gritos, insultos y golpes. En un momento pasó cerca de Juan y de Pedro, pero el Señor pensó en ellos con amor y los miró, pero sin mover la cabeza para que no los reconozcan.
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Jesús, en Vos confío
