Por encima de cualquier sacrificio, obedecerle a El nos une más con El, con su Trinidad. La obediencia a su Voluntad y doctrina es el único camino para vivir con El.
D Nº 28 – En algún momento Jesús me dijo: “Ve a la madre Superiora y dile que te permita llevar el cilicio durante siete días, y durante la noche te levantarás una vez y vendrás a la capilla”.
Contesté que sí, pero tuve cierta dificultad en hablar con la superiora. Por la noche Jesús me preguntó: “¿Hasta cuándo lo vas a aplazar?” Decidí decirlo a la madre superiora durante el primer encuentro. Al día siguiente, antes del mediodía, vi que la madre superiora iba al refectorio y como la cocina, el refectorio y la habitación de sor Luisa están casi contiguas, entonces invité a la madre superiora a la habitación de sor Luisa y le comuniqué lo que el Señor Jesús solicitaba. La madre superiora me contestó: No le permito llevar ningún cilicio. En absoluto. Si el Señor Jesús le da la fuerza de un gigante, yo le permitiré estas mortificaciones.
Me disculpé con la madre por haberle ocupado el tiempo y salí de la habitación. Entonces vi al Señor Jesús en la puerta de la cocina y dije al Señor: Me mandas ir a pedir estas mortificaciones y la madre superiora no quiere permitírmelas. Entonces Jesús me dijo: “Estuve aquí durante la conversación con la superiora y sé todo. No exijo tus mortificaciones, sino la obediencia. Con ella me das una gran gloria y adquieres méritos para ti.”
Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.
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Jesús en vos confío