Como dice el apóstol san Pablo (Rom 8, 17): “Si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con El para ser glorificados con El”.
D 446 – Vi a Jesús clavado en la Cruz. Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi toda una multitud de almas crucificadas como Jesús. Vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas.
La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo: “Ves, esas almas que se parecen a Mí en el sufrimiento y en desprecio, también se parecerán a Mí en la gloria; y aquellas que menos se asemejan a Mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes a Mí también en la gloria”. La mayor parte de las almas crucificadas pertenecían al estado eclesiástico; vi también almas crucificadas que conozco y eso me dio mucha alegría.
De repente Jesús me dijo: “En la meditación de mañana reflexionarás sobre lo que has visto hoy”. Y en seguida el Señor Jesús desapareció.
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Jesús en vos confío