Evangelio
Se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?” Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!” San Mateo 9, 14-17
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
Los discípulos de Juan eran de los pocos judíos fieles de la época. Jesús les tenía
gran estima. Sin embargo, les faltaba un paso: reconocer en Cristo al vino nuevo
que necesita odres nuevos. Les faltaba comprender que El es el Esposo a quien la
esposa (la Iglesia, los fieles) esperaban y que ya había llegado. Por eso el ayuno cristiano
es distinto al judío. Justamente porque es signo de los fieles que están en preparación
para el regreso del Esposo que pronto volverá.
Propósito del día
Separaré un alimento no perecedero y lo llevaré a Cáritas,
o lo daré a una familia que sé que lo necesita.
Santos del día: San Antonio María Zaccaría, fundador
Originario de Cremona, Italia, nació en 1502, estudió medicina y luego se ordenó sacerdote. En 1533 fundó en Milán la congregación “Clérigos de San Pablo”, para servir a
los necesitados y una rama femenina que ayudaba a las jóvenes en peligro. Murió en 1539, a los 37 años. NR: Fue uno de los que, con su gran apostolado, preparó la gran Reforma de la Iglesia Católica que iba a traer el Concilio de Trento
Liturgia del día
Feria. Verde / San Antonio María Zaccaría, presbítero.
Memoria libre. Blanco.
Lecturas: Gn 27, 1-5.15-29/ S.R. 134, 1-6
Reflexión para las tres de la tarde
Los judíos dijeron a Pilato: “Si sueltas a
Jesús no eres amigo del César”. Y esta fue
la gota que colmó el vaso del respeto humano,
la misma que lavó las manos de
Pilato entregando a Jesús, que desbordaba
en misericordia, a la Cruz.
Dulce refugio nuestro, Súplica a la Santísima Virgen María para alcanzar una buena muerte
María, dulce refugio de los pecadores, cuando mi alma esté para dejar este mundo,
Madre mía, por el dolor que sentiste asistiendo a vuestro Hijo que moría en la Cruz,
asísteme también con tu Misericordia. Arroja lejos de mí a los enemigos infernales
y ven a recibir mi alma y presentarla al Juez eterno. No me abandones, Reina mía.
Tú, después de Jesús, has de ser quien me reconforte en aquel trance. Ruega a tu amado
Hijo que me conceda, por su bondad, morir abrazado a sus pies y entregar mi alma
dentro de sus santas llagas, diciendo: Jesús y María, os doy el corazón
y el alma mía.
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Jesús, en Vos confío