Evangelio
Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con El: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con El. Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías.”
El no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo.” Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo.
Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
San Lucas 9, 28b-36
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
Nuestro Señor, estando en su persona divina unido al Padre y al Espíritu Santo, sin embargo, como hombre, necesitaba y buscaba momentos para la oración. Y para orar, los evangelios muestran cómo buscaba las montañas, el silencio y también, a veces, quienes
lo acompañasen y perseverasen orando pese al sueño. Pedro, Santiago y Juan vencieron el sueño (signo del acostumbramiento, la comodidad, el aburrimiento) y vieron la gloria de
Dios en la oración. Perseveraron orando no como en el Huerto de los Olivos
y Dios los recompensó con la Transfiguración.
Propósito del día
Dedicaré al menos 15 minutos a realizar la “Lectio Divina” con el
Evangelio del día: ¿qué dice?, ¿qué me dice?, ¿qué le digo?
Santos del día: La Transfiguración del Señor
La fiesta de la Transfiguración del Señor se venía celebrando desde muy antiguo en las iglesias de Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457, la extendió a toda la cristiandad para conmemorar la victoria que los cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre
Mahomet II, orgulloso conquistador de Constantinopla y enemigo del Cristianismo, y cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto.
Liturgia del día
La Transfiguración del Señor. Fiesta. Blanco.
Lecturas: Dn 7, 9-10.13-14 / S.R. 96, 1-2.5-6.9
Reflexión para las tres de la tarde
Al terminar la cena, Jesús se pone de pie junto a sus amados discípulos y eleva al
Padre el himno de acción de gracias por haberles dado el alimento, queriendo así
reparar por todas las faltas de gratitud
Rey transfigurado de Luz, Himno de la Liturgia de las Horas
Todos los que buscáis a Jesucristo alzad los ojos y mirad de frente, para poder gozaros contemplando una señal del esplendor perenne. El fulgor que destella en las alturas es de una luz que no padece ocaso, de una luz cuyo brillo es más antiguo que el firmamento y anterior al caos. Ese es el Rey de todos los gentiles, ese es el Rey de todos
los hebreos, que le fué prometido a nuestro padre Abrahán y a sus hijos y a sus nietos.
Ese es a quien, después de los profetas, el Padre eterno rinde testimonio, y a quien, por su mandato soberano, debemos fe y acatamiento todos. Glorificado seas, Jesucristo, que te revelas a los más pequeños, y que sean también glorificados
tu Padre y el sagrado Paracleto. Amén.
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Jesús, en Vos confío