Evangelio
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada”. San Mateo 24, 37-44
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff, co.
Es propio de la apostasía el estar atentos a las cosas de este mundo y desinteresarse por la propia alma. Es lo que vivimos hoy, como lo dice el Catecismo (n. 675-677). Muchos católicos detestan que les hablen de la Venida del Señor, es como si les arruinará
la fiesta… Por eso el Señor pide vigilancia, lo propio del amor, a Dios a quien deseamos y anhelamos recibir, al prójimo, al que ayudamos a que no se pierda, y a nosotros mismos, prepararnos para la mayor gracia de todas: el regreso de Jesucristo.
Popósito del día
Cerrar el mes con un examen de conciencia agradecido: ¿qué aprendí
de Cristo este mes? Ofrecer la Comunión por la conversión del mundo.
Santos del día: San José Marchand, mártir
Nacido en Francia, desde pequeño sintió su vocación religiosa e ingresó al Seminario para las Misiones Extranjeras de París. Ordenado sacerdote, fue a Annam, en Vietnam, donde
predicó ardientemente el Evangelio de Cristo. Arrestado y condenado a morir de cien azotes, sus restos fueron despedazaron y tirados al mar, en 1835.
Liturgia del día
1º Domingo de Adviento. Morado. Primera semana para el Salterio.
Reflexión para las tres de la tarde
Uno de los ladrones, Dimas, que estaba al costado de Jesús le dijo: “Señor, si me condenas será con justicia, pero ten misericordia de mí”. Jesús mirándolo con amor le dijo: “Tus pecados te son perdonados”.
Tiempo de Adviento
La Iglesia, durante las cuatro semanas anteriores a la Navidad, dedica la liturgia de la Santa Misa a la contemplación de la primera “Venida” de Cristo a la tierra, de su próxima “Venida” triunfal y la disposición que debemos tener para recibirlo, lo que se conoce con el nombre de “Adviento”. El color morado de los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos realizar para prepararnos a tan importante hecho.
Prepararnos para su Segunda Venida Himno de Adviento
Escuchad cómo resuena la voz clara que pone en fuga a las tinieblas: que se retiran deprisa los sueños; ya brilla Cristo en las alturas. ¡Alzate, alma dormida!, que yaces enredada
en tus culpas; porque ya reluce la nueva Estrella, para espantar con su fulgor todo pecado.
Desde el Cielo es enviado el Cordero, para saldar gratuitamente la deuda: nosotros,
entre voces y llantos, imploremos su misericordia. Para que cuando vuelva por segunda vez
y el mundo se vea ceñido por el temor, no nos castigue según nuestros delitos, sino que nos acoja en su inmensa piedad. Al Padre Omnipotente, la gloria, a su Unigénito, la victoria, y al Espíritu Santo, la alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.
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