Evangelio
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante El, le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”. Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”. Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: “Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”. Y se reían de El. Cuando hicieron salir a la gente, El entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.
San Mateo 9, 18-26
Video con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.
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Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
La muerte corporal, antes de Cristo es como un dormir. La vida humana, antes de Cristo es una espera, una expectativa a que se abran los Cielos. Con Cristo ni esta muerte corporal es realmente muerte, ni esta vida terrena es realmente vida. Todo cambia. El señala la verdadera muerte del Infierno como muerte, y la vida del Reino de los Cielos como verdadera vida. ¿Qué muerte tememos? ¿Qué vida queremos?.
Propósito del día
Daré alguna respetuosa y delicada muestra de afecto a alguna persona que pueda estar necesitándola.
Santos del día: san Disibodo, ermitaño y fundador
Irlandés que vivió en el siglo VII como ermitaño en soledad, y luego de un tiempo se le añadieron muchos seguidores y con ellos fundó una eremita que se llamó de Disibodenburg, junto a un afluente del Rin, en la actual diócesis de Spira.
NR: Es muy venerado en la Iglesia Católica y en las orientales.
Liturgia del día
Feria. Verde.
Lecturas: Oseas 2, 16.17b-18.21-22/ Sal 144, 2-9
Reflexión para las tres de la tarde
Estando Jesús clavado en la Cruz, la muchedumbre sin compasión comenzó a insultarlo y se burlaban de su divinidad. Entonces, el Corazón de la Santísima Virgen sufrió un nuevo martirio interior.
Recibid mi alma Súplica a la Virgen para una buena muerte
María, dulce refugio
de los pecadores,
cuando mi alma esté
para dejar este mundo,
Madre mía, por el
dolor que sentiste
asistiendo a vuestro
Hijo que moría en la
Cruz,
asísteme también
con tu Misericordia.
Arroja lejos de mí a
los enemigos infernales
y ven a recibir mi
alma y presentarla al
Juez eterno.
No me abandones,
Reina mía.
Tú, después de Jesús,
has de ser
quien me reconforte
en aquel trance.
Ruega a tu amado
Hijo que me conceda,
por su bondad, morir
abrazado a sus pies
y entregar mi alma
dentro de sus santas
llagas, diciendo:
Jesús y María, os
doy el corazón y
el alma mía.
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Jesús, en Vos confío
