“Jesús, con un grito, exclamó: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Y diciendo esto, expiró” (Lc 23, 46).
“Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero”.
“Te recuerdo, hija mía, que cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás”.
El Señor Jesús desea que cada día sea venerado el momento de su agonía en la Cruz (las tres de la tarde) ya que, según dijo: “En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia”.
Desea también que a esta hora sea contemplada su dolorosa Pasión, en la que se manifestó con total claridad el amor de Dios al hombre y que sea alabada y adorada su Misericordia. También quiere que por los méritos de su Pasión pidamos las gracias para nosotros y para el mundo entero, y especialmente para los pecadores.
Jesús enseñó a Santa Faustina: “Hija mía, en esa hora procura rezar el vía crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el vía crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante”.
Prometió Jesús: “En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión.”
Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.
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Jesús, en Vos confío