Ego sum via, veritas et vita “Yo soy el camino, la verdad y la vida”(Jn 14, 6)
Jesucristo en el santísimo Sacramento es el camino fijo. Es el modelo y el medio para andarlo, que de poco nos habría de servir conocer el camino si con su ejemplo no nos enseñase a ir por él. No se va al cielo sino participando de la vida del Salvador. Esta se nos da, en germen, en el Bautismo, y los sacramentos la fortalecen; pero la perfección de ella consiste principalmente en la imitación y práctica de las virtudes de nuestro Señor. Necesitamos ver a Jesucristo, practicar sus virtudes para imitarlas, y seguirle en todos los pormenores de los sacrificios y de los trabajos que ellas exigen para reinar en nosotros. Sus virtudes son la aplicación a la práctica de sus palabras, sus preceptos puestos en acción. (…)
Camino y modelo
Tengamos siempre presente que Jesucristo en el santísimo Sacramento no es sólo dispensador de gracias, sino, también y principalmente, camino y modelo. La educación se consigue por la presencia, por una secreta correspondencia entre el corazón de la madre y el del hijo. La voz de la madre hace vibrar el corazón del hijo, mientras que los extraños nada de esto consiguen.
Jesucristo nuestro Señor está en el santísimo Sacramento para todos, no tan sólo para los directores de almas, pues allí todos pueden verle y consultarle. Mirad cómo practica todas las virtudes y sabréis lo que tenéis que hacer. Si leéis el Evangelio trasladadlo a la Eucaristía y de la Eucaristía a vosotros mismos. Vuestro poder es entonces mucho mayor. Se vuelve más claro el evangelio, y comprendéis que lo que tenéis ante los ojos es la continuación real de lo que leéis. Porque nuestro Señor, que es el modelo, es también luz que nos lo hace conocer, descubriéndonos al propio tiempo sus bellezas. Jesucristo en el santísimo Sacramento es su propia luz, su propio conocimiento, como el sol que presenta en sí mismo su propia prueba, y en cuanto se muestra, al punto se deja conocer. No hacen falta para eso razonamientos. Un hijo no razona para conocer a sus padres. Así, se manifiesta Jesucristo por su presencia, por su realidad.
Es necesario que todas las virtudes nazcan de la Eucaristía
Queréis practicar la humildad…, mirad cómo la practica Jesús en el santísimo Sacramento. Partiendo de este conocimiento y de esta luz podéis, si os place, trasladaros al pesebre, o al calvario, adonde llegaréis así más fácilmente, porque está en la naturaleza del entendimiento del hombre proceder de lo conocido a lo desconocido, y en el santísimo Sacramento tenéis a la vista la humildad de Jesucristo. Apoyados en esto os será mucho más fácil suponer lo que fue en su nacimiento o en otra circunstancia cualquiera de su vida. Haced lo mismo respecto de las demás virtudes, y así comprenderéis mejor el Evangelio. Nuestro señor Jesucristo habla por medio de su estado sacramental, y nadie mejor que Él puede hacer comprender sus palabras y sus misterios. Nos comunica, además, la unción necesaria para que las saboreemos, al mismo tiempo que las comprendamos. No andamos ya en busca de la mina, la hemos encontrado y es hora de explotarla. Sólo por la Eucaristía se siente toda la fuerza actual de estas palabras del Salvador: “Yo soy el camino”. Ego sum via
San Pedro Julian Eymard/ Adaptación
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Jesús en vos confío