Evangelio
Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante del Hijo del hombre.”
San Lucas 21, 25-28.34-36
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
El sentido material de esta profecía nos llena de pavor ante el rugido del mar y la violencia de las olas que asolará al mundo. Sin embargo, peor es el sentido espiritual, puesto que el mar es el mundo que con sus ‘olas’ ya asola con pavor a los jóvenes con su indiferencia, promiscuidad, ideología de género, etc., a las familias con el divorcio, la anticoncepción, la desunión y el engaño… y a la Iglesia, con el secularismo como ‘dogma’.
Propósito del día
Llegaré media hora antes a la Santa Misa, para adorar
su Presencia sacramental en el sagrario.
Santos del día: san Agerico, de Verdún
Con 30 años de edad fue obispo de Verdún, Francia, y en su episcopado construyó iglesias y bautisterios. Fue padrino y consejero del rey Childeberto II, pero no logró que perdonara a unos nobles que se rebelaron contra el rey, y se refugiaban en la capilla del santo obispo. Murió en el 588.
Liturgia del día
1er Domingo de Adviento. Morado.
Primera semana para el Salterio.
Reflexión para las tres de la tarde
Judas planeaba traicionar a Jesús, sin embargo, El no lo despide de su compañía ni lo mira con indignación, sino que lo admite por amigo y lo sienta a su mesa y busca hacerlo entrar en razón.
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Jesús, en Vos confío
