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Evangelio de hoy y la Divina Misericordia: 6 de mayo de 2025

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Evangelio

La gente dijo a Jesús: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en Ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”. Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero Pan del Cielo; porque el Pan de Dios es el que desciende del Cielo y da Vida al mundo”. Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese Pan”. Jesús les respondió: “Yo soy el Pan de Vida. El que viene a Mí jamás tendrá hambre; el que cree en Mí jamás tendrá sed”.
San Juan 6, 30-35

Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co. 

Click en la imagen para ver el video

Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.

“¿Qué signos haces para que veamos y creamos?” Le dicen a Jesús con tanto desparpajo, como dueños, como provocadores. Cómo suenan aquí muchas frases nuestras que dicen: “si no veo no creo”, o “que Dios haga esto para que yo crea”, o “si Dios es tan bueno, por qué no pasa esto o aquello…” Todos nos creemos dueños, así, de la
“agenda de Dios”, de sus prioridades, de su Sabiduría y su Bondad. Y lo relegamos a nuestra pobre vista desconociendo su infinita Sabiduría y Misericordia.

Propósito del día

Rogaré a santo Domingo Savio por la defensa de los niños, para que
no sean víctimas de las grandísimas inmoralidades de este tiempo.

Santos del día: santa Benita de Roma, virgen

Vivió en el siglo VI, permaneció virgen y tomó los votos sagrados, viviendo de manera ejemplar. San Gregorio Magno refiere que -como ella misma había pedido murió a 30 días de la muerte de santa Gala (una noble viuda), quien la apreciaba de una manera especial, por su vida virtuosa.

Liturgia del día

Feria. Blanco.
Lecturas: Hch 7, 51—8, 1a / Sal 30, 3cd-4.6.7b.8a.17.21ab

Reflexión para las tres de la tarde

Antes de que Jesús partiera al Huerto, la Santísima Virgen fue a esperar la despedida de su Hijo. Jesús la miró y le dijo: “Madre, no vengo a decirte nada que no sepas… dame tu bendición y abrázame”.

Vivamos con la Madre de Dios
Frases de los santos sobre la Santísima Virgen María

“Virgen al concebir, Virgen al dar a luz, Virgen para siempre. ¿Por qué se admiran de esto los hombres? Dios tenía que nacer de esta manera cuando se dignó hacerse hombre.”
San Agustín

“¡Oh Santísima Virgen! ¡Dígnate escuchar nuestras súplicas, distribuir entre nosotros tus dones y darnos parte en la abundancia de gracias de que estás llena!”.
San Atanasio

Niño imitador de Cristo
Anécdotas de la vida de santo Domingo Savio, otro santo del día

Un día hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados lo culparon de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo nada; el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: “Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Y además a los promotores del desorden los podían expulsar, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como era la primera falta que me castigaban, estaba seguro de que no me expulsarían”. Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil.

Dones extraordinarios

Don Bosco escribió: “Relato lo que he visto con mis propios ojos. Les aseguro que me apego estrictamente a la verdad…”.
Cuando Domingo recibía la Comunión o visitaba la iglesia, se absorbía por completo en la oración. Un día, faltó al desayuno, a clase y al almuerzo. Nadie sabía dónde estaba. Al enterarse, Don Bosco supuso que estaba en la iglesia como en otras ocasiones; y era cierto.
Entró en el presbiterio, detrás del altar mayor. Allí estaba Domingo, inmóvil como una roca.
Un pie sobre el otro; una mano apoyada en un atril, la otra apretada contra el corazón. Su rostro estaba fijo en el sagrario. Don Bosco lo llamó:
“Domingo”. Miró a Don Bosco y preguntó: “¿Ya terminó la Misa?”.
“Mira, Domingo”, dijo Don Bosco mientras le mostraba la hora. “Son las dos de la tarde”.
Domingo se disculpó. Lo mandó a buscar algo de comer, añadiendo: “Si alguien te pregunta dónde estabas, di que estabas haciendo algo por mí”.

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Jesús, en Vos confío

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