Evangelio
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: “En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: ‘Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario’. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: ‘Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme’”. Y el Señor dijo: “Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a El día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” San Lucas 18, 1-8
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff, co.
La oración es súplica y confianza en la Bondad de Dios. Si dudáramos de su Bondad no le pediríamos, por más Poder que tenga. Por eso, los que desconfían de El no le piden nada. No lo consideran tan Bueno como para ayudarlos. Necesitamos orar mucho, muchísimo. Orar perseverantemente no reporta más gracias y bienes de los que podamos imaginar, de lo contrario el Señor no nos haría rezar más. No se trata sólo de conseguir aquello que nosotros vemos como importante, sino dejarnos llenar y realizar lo que El sabe
que es mejor para nosotros. No hay nada que el demonio ataque más que la oración, conoce su eficacia.
Popósito del día
Rezar el Rosario para que más jóvenes se animen a casarse.
Santos del día: San Felipe Howard, mártir
Nació en Londres en 1557 y era hijo del duque de Norfolk. Su familia rechazó
la fe católica para unirse al anglicanismo, pero Felipe se convirtió al
catolicismo en 1584 y en 1585 fue encarcelado al tratar de escapar de Inglaterra
y lo condenaron por traición a la patria. Nunca negó su fe y se mantuvo
en prisión hasta su muerte, en 1595. NR: Sus reliquias se hallan en Arundel.
Liturgia del día
29º Domingo durante el año. Verde. Primera semana para el Salterio.
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús se acercó a los soldados y a Judas y dijo: “¿A quién buscáis?”. Ellos respondieron:
“A Jesús de Nazareth”. Jesús dijo: “Yo soy”. Apenas pronunció estas palabras
los soldados cayeron en tierra. Pero a pesar del milagro no tuvieron piedad.
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