Evangelio
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?” El respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’. Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’. Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’ Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”. San Lucas 13, 22-30
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Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff, co.
Los que hacen el mal, los que no se salvan son los que no entran por la puerta estrecha. ¿Cuál es la puerta estrecha? La Cruz. No basta con ser buenas personas, debemos pasar por la puerta estrecha. La Cruz es la salvación, es el amor puro, es la entrega total
por amor: es lo único que hay en el Paraíso. Allí sólo entran los que aman con todo su ser, de lo contrario no pueden estar en comunión de todo su ser con el Amor Infinito que es Dios Uno y Trino. Ahora la Cruz parece estrecha, pero, en realidad, sólo ella dilata el corazón y lo sacia.
Popósito del día
Rezar y ofrecer la Coronilla de la Divina Misericordia por los enfermos y los ancianos.
Santos del día: San Teudario, abad
Vivió en el territorio de Vienne, en la Galia francesa, y fue discípulo de san Cesáreo de Arlés; allí estableció unas celdas para monjes y fue designado por el obispo como presbítero penitenciario para todos los habitantes de la ciudad.
Dios le concedió un extraordinario don de milagros. Murió en el 575.
Liturgia del día
Feria. Verde. Lecturas: Rom 8, 26-30 / S.R. 12, 4-6
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús cargaba con la pesada Cruz que le iba raspando y abriendo las heridas de la flagelación. Y en un momento, un soldado lo empujó tan fuerte que le hizo caer por
primera vez dando su rostro en la tierra.
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