Evangelio
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”. “¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?”. Juan dijo: “No”. “¿Eres el Profeta?”. “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”. Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: “¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”. Juan respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: El viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”.
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
San Juan 1, 19-28
Audio con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.
Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
“Yo soy una voz que grita en el desierto” afirmó Juan Bautista. Es la voz del profeta que, humilde, reconoce que es sólo una voz, un sonido… pero que la Palabra que emite esa voz es de “otro” de alguien más grande y poderoso, de alguien que es
la Verdad necesaria para todos. Esto es ser profeta, y por el Bautismo tenemos parte en esta vocación, anunciar con toda nuestra vida a Aquel más grande que todos: Jesucristo …
¿Cómo vives esta vocación?
Propósito del día
Buscaré vivir el tiempo de vacaciones sin dejar de lado mis oraciones.
Santos del día
San Gregorio Nacianceno
Originario de Capadocia, fue patriarca y presidió el Concilio de Constantinopla I, en el cual se definió la divinidad
del Espíritu Santo y se proclamó el Credo de la Misa. Amante del estudio, la poesía y la oración, renunció a su sede para dedicarse a ello. Murió en el 389 y fue declarado doctor de la Iglesia.
NR: Escribió 45 discursos, 244 cartas y 400 o más poemas.
Liturgia del día
Santos Basilio Magno y Gregorio de Nacianzo, obispos y doctores de la Iglesia. Memoria obligatoria. Blanco. Lecturas: 1Jn 2, 22-28/ Sal 97, 1-4
Reflexión para las tres de la tarde
La lucha de Jesús en Getsemaní no desemboca en la tentación de la rendición desesperada, sino en la profesión de confianza en el Padre y en su misterioso designio.
Bajas de las estrellas, ¡oh Rey del Cielo!
Himno navideño compuesto por san Alfonso María de Ligorio
(adaptación)
Bajas desde las estrellas
¡oh, Rey del Cielo!
y vienes a una gruta, al frío y al hielo.
¡Oh, mi Niño divino,
te veo aquí, temblando
oh, bendito Dios!
¡Cuánto te costó el haberme amado!
A Ti, que eres el Creador del mundo
faltaron pan y fuego, ¡oh mi Señor!
Querido elegido, pequeñín,
¡esta tu pobreza cuánto me enamora!
porque el amor Te hizo también pobre.
Dejas la hermosa alegría del seno divino,
para venir y penar en este heno.
Dulce amor de mi corazón,
¿a dónde Te ha llevado el amor?
¡Oh Jesús mío!
¿Por qué tanto sufrimiento por mi bien?
Tú duermes, Niño mío, pero el corazón
no duerme, sino que vela a todas horas,
¡Ah, mi hermoso y puro Cordero!,
¿en qué estás pensando? Dime Tú.
“Morir por Ti –respondes– pienso”.
¡Oh María, esperanza mía!
Si poco yo amo a tu Jesús,
no me desdeñes,
¡ámalo por mí, si no sé amarlo!
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Jesús, en Vos confío