Hablar a los niños sobre Dios, Jesús y la Eucaristía es importantísimo en la educación de hijos creyentes, pero también es primordial ayudar a cultivar la virtud de honrar a Cristo cada misa dominical; enseñar con gestos más que con palabras, e ir contagiando la alegría de la participación del Sacramento del Altar.
El Domingo es el día más importante de la semana porque es el día de Jesús, por eso no trabajamos y tenemos fiesta.
¿Por qué el domingo?, porque es el día que Jesús resucitó. Para celebrarlo, a Jesús le gusta que todos los que le queremos nos reunamos juntos y recemos juntos, al igual que a ti cuando es tu cumpleaños te gusta invitar a todos tus amigos y todos te cantan para felicitarte. También nosotros, los amigos de Jesús rezamos a la vez unas oraciones muy bonitas, algunas de esas oraciones las decimos cantando.
Como es el día de Jesús vamos a la Iglesia a celebrarlo con la Misa. En la Misa vamos a dar gracias a Jesús, a pedirle perdón, a pedirle ayuda y a pedir por los demás. Jesús está presente en la Misa y por eso es tan especial. Cuando estamos en casa y rezamos Jesús nos ve y nos oye, pero en la Misa Él está realmente presente. Hay un momento en la Misa en el que Jesús se hace presente en el pan y en el vino y se nos da como comida para ayudarnos a ser mejores.
Podemos hablarles del momento de la Consagración: todos los Ángeles de la Guarda van al altar a estar junto a Jesús que se hace allí presente. A pesar de nuestras explicaciones hay momentos en los que los niños se aburren porque no entienden, pero se van acostumbrando a que hay que estar en silencio y sin moverse mucho.
Poco a poco irán entendiendo un poco mejor la misa y se les hará más llevadera.
Actitudes en el templo
Tan importante como las explicaciones que les demos a los niños es nuestra actitud. He aquí algunos consejos para que a través de nuestro ejemplo, logremos que los hijos vivan la Eucaristía, la respeten y se comporten adecuadamente en ella:
Sentarse en los bancos de adelante: evitamos distracciones y ven mejor lo que pasa, están más atentos. (Si fuéramos a un espectáculo teatral o de música, a todos nos gustaría estar en primera fila).
Cuidar la forma de vestir: no es lo mismo ir a la playa que a misa.
Llegar puntuales: cuidemos la puntualidad, no podemos hacer esperar a Jesús. ¿Haríamos esperar a una persona importante?
Que nos oigan contestar: es recomendable pronunciar bien, vocalizando, para que ellos oigan y aprendan. Echarles una miradita animándoles a que participen.
Cantar: a los niños les encantan las canciones. Es recomendable asistir a alguna Misa en la que se cante.
Que nos vean atentos y que nos vean rezar: por ejemplo después de la comunión, con mucho respeto. Podemos animarles a que ellos también se pongan de rodillas y recen.
No comer, ni usar el celular, ni chatear, ni jugar: este es un espacio de conexión con Dios y debemos estar concentrados en este propósito. Hay un momento para cada cosa y durante la Misa estamos atentos a la Palabra, esto quiere decir sin distractores, los cuales además, son una falta de respeto.
El respeto al sacerdote: cuando entra nos ponemos de pie, esperamos a que salga para salir.
Misas para niños: en algunas parroquias hay Misas especiales para los niños, donde hacen del Evangelio más comprensible en un lenguaje infantil por medio de títeres o representaciones.
Con regaños no logrará nada: si la salida para Misa es un campo de batalla, usted está haciendo que ellos desde pequeños tengan una mala actitud hacia la Misa. Es mejor motivarlos e invitarlos sin obligaciones y castigos. Hágales comprender que es importante ir a visitar la casa del Niño Dios, como lo hace con sus abuelos el fin de semana o sus amigos. (lafamilia.info)
Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.
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Jesús, en Vos confío