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Evangelio de hoy y la Divina Misericordia: 30 de marzo de 2024

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Evangelio de la Vigilia Pascual

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.
Y decían entre ellas: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?” Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca.
Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo:
“No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que El irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como El se lo había dicho”.
San Marcos 16, 1-8

Audio con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.

 

Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.

Completa y profundamente estremecida de dolor, la Inmaculada Virgen María sostiene la fe de la Iglesia en este día del sepulcro. Y no sólo la fe, sino la caridad y la esperanza en Dios, aunque lo tuvo muerto en sus brazos y todo ensangrentado. Ni todo el Infierno junto pudo ni puede contra Ella. Pidámosle a la Inmaculada que nos ayude a resucitar con Cristo y a elevarnos por la vida sobrenatural. Hoy acompañémosla en la espera confiada.

Propósito del día

Participaré de la Vigilia Pascual; si no puedo, acompañaré a la Santísima
Virgen en su amargura rezando el Rosario (misterios dolorosos).

Santos del día: san Pedro Regalado, religioso

Español nacido en 1390 en el reino de Castilla. Ingresó en los franciscanos y trabajó en la reforma de la Orden en España. Llevó una vida de penitencia y poseyó un gran carisma, que cautivaba a las gentes tanto como los milagros que se produjeron en torno a su persona.
Murió en el 1456.

Liturgia del día

Solemne Vigilia Pascual. Blanco. Lecturas: Gn 1, 1 – 2, 2; Gn 22,
1-18; Ex 14, 15 – 15, 1a; Is 54, 5-14; Is 55, 1-11; Bar 3, 9-15.32 – 4,
4; Ez 36, 17a-18-28; Rom 6, 3-11; Sal 117, 1-2.16-17.22-23

Reflexión para las tres de la tarde

Mientras Jesús estaba crucificado, todo se llenó de tinieblas, muchos se arrodillaron pidiendo perdón y Jesús los miró compasivo. Luego Dimas, miró a Jesús y le dijo: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”. Jesús le respondió:
“En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

Sábado de luto junto a María Santísima.
Himno a la Virgen Dolorosa

La muerte ha teñido con sombras y espejismos
su carne traspasada por un puñal atroz.
Es ella quien prolonga la Pasión de su Hijo
y llora con su muerte y gime en su dolor.
Jesús no siente nada. Su carne no animada
con plena indiferencia la lanza recibió;
no fue así con María cuyo pecho sentía
el filo de la espada sangrando el corazón.
Su Madre lo recibe sin vida entre sus brazos,
cual única heredera de toda la Pasión;
más semillas de gozo germinan en sus penas
vislumbrando el “domingo” del júbilo de Dios.
¿Qué serafín podría amar como María?
¿Qué mártires sufrieron como Ella padeció?
Comparte con nosotros, intercesora y Madre,
el dolor gigantesco que a Ti te engrandeció.
A Cristo tributemos la gloria y la alabanza,
porque a su Cruz te asocia con vínculos de amor.
¡Con tal de merecernos el gozo de los Cielos,
hasta tales extremos llego nuestro Señor! Amén.

Cristo nos une a su Triunfo
Himno Pascual

Es la Pascua real, no ya la
sombra, la verdadera
Pascua del Señor;
la sangre del pasado
es sólo un signo,
la mera imagen de
la gran unción.

En verdad, Tú, Jesús,
nos protegiste
con tus sangrientas
manos paternales;
envolviendo en tus
alas nuestras almas,
la verdadera alianza
Tú sellaste.

Y, en tu triunfo, llevaste
a nuestra carne
reconciliada con tu Padre
eterno; y, desde arriba,
vienes a llevarnos a la
danza festiva de tu Cielo.

Oh gozo universal,
Dios se hizo hombre
para unir a los hombres
con su Dios;
se rompen las cadenas
del Infierno,
y en los labios renace
la canción.

Cristo, Rey eterno,
te pedimos,
que guardes con tus
manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes
a tu pueblo,
y que venzas con él a las
tinieblas. Amén.

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Jesús, en Vos confío

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