InicioQué es la Divina MisericordiaSanta Faustina y la imagen de Jesús Misericordioso

Santa Faustina y la imagen de Jesús Misericordioso

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Santa Faustina recibió de Jesús Misericordioso el mandato de hacer pintar su imagen, tal como ella lo veía. Cuando esta estuvo terminada, se dirigió con la madre superiora a ver al confesor de la congregación a la cual pertenecía.

Durante la conversación trataron el tema de esta imagen, ante la petición del confesor para que una de las hermanas ayudara a hacer guirnaldas, la madre superiora ofreció la ayuda de sor Faustina. Fue ella quien con ayuda de una de las alumnas los transportaron para ornar la imagen de Jesús Misericordioso.

“A las siete de la tarde estaba ya todo listo, la imagen estaba ya colgada; sin embargo, algunas señoras notaron que yo iba y venía por allí, ya que seguramente más estorbaba que ayudaba, pues al día siguiente preguntaron a las hermanas ¿qué cosa era aquella bella imagen y qué significado tenía?”, cuenta santa Faustina en su “Diario”. Estaban muy sorprendidas todas las hermanas porque no tenían conocimiento, querían ver la imagen y sospecharon de que sor Faustina seguramente podría saber lo que estaba aconteciendo.

Cuando le preguntaban a santa Faustina, ella callaba porque no podía decir la verdad. Mostraron su descontento ante el silencio, que incitó a la curiosidad de las hermanas. “Cómo es posible que la gente de fuera lo sepa y nosotras no?”, se preguntaban. Emitían juicios sobre sor Faustina, que durante tres días sufrió mucho, “pero una extraña fuerza” entró en ella, alegrándose de poder sufrir para las almas que habían obtenido su misericordia en esos días.

“Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia de Dios en esos días, considero nada las fatigas y el sufrimiento, aunque sean las más grandes y aunque duren hasta el fin del mundo porque ellos tienen límite mientras las almas que se han convertido [son salvadas] de los tormentos que nunca tienen fin. Experimentaba un gran gozo viendo a otros que volvían a la fuente de la felicidad, al seno de la Divina Misericordia”, dice santa Faustina en el numeral 421 de su “Diario”.

Jesús prometió a la santa que el domingo después de la Pascua de Resurrección, “que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas”.

 

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