InicioQué es la Divina Misericordia"Faustina: Oportunidades para confiar en la Divina Misericordia"

«Faustina: Oportunidades para confiar en la Divina Misericordia»

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Nuestra santa nos muestra, a pesar de su deteriorado estado de salud,
su gran paciencia y confianza.

693- 14 de septiembre de 1936. Vino a visitarnos el arzobispo de Vilna. Aunque estuvo con nosotras muy poco tiempo, tuve la posibilidad de hablar de la obra de la misericordia con este venerable obispo.
Me manifestó mucha simpatía para la causa de la misericordia:
“Esté completamente tranquila, hermana, si está en los designios de la Divina Providencia, surgirá. Mientras tanto pida una señal exterior más evidente; que el Señor Jesús le dé a conocer esto con más claridad. Espere todavía un poco. Jesús dispondrá las circunstancias de modo que todo sea bien”.

694- Cuando salimos del médico y entramos un momento en la pequeña capilla que está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras: “Niña mía, todavía unas cuantas gotas en el cáliz, no falta mucho”. La alegría inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo y Maestro. Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se sumergió en todo el mar de la Divina Misericordia; sentí que mi misión empezaba en toda la plenitud. La muerte no destruye nada de lo que es bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen sufrimientos interiores.

710- Un día sentí que no aguantaría estar de pie hasta la nueve y pedí a la hermana N. darme algo de comer porque iba a acostarme antes, ya que me sentía mal. La hermana N. me contestó: “Usted, hermana, no está enferma; han querido darle simplemente un descanso y por eso han fingido la enfermedad”.
Oh Jesús mío, pensar que la enfermedad ha avanzado hasta tal punto que el médico me ha separado de las demás hermanas para que no se contagien, y he aquí cómo uno es juzgado. Pero está bien así, todo es para Ti, Jesús mío. No quiero escribir mucho de las cosas exteriores porque no son ellas el motivo para escribir; yo deseo particularmente tomar nota de las gracias que el Señor me concede, porque ellas no son solamente para mí, sino para muchas almas.

718- Después de la Santa Comunión oí estas palabras: “Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes de eso. Si te revelara toda la miseria que eres, morirías del horror. Has de saber, sin embargo, lo que eres. Por ser tú una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de mi Misericordia. Busco y deseo tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mí Me obliga a concederte gracias continuamente.
Tienes grandes e inexpresables derechos sobre mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza. No soportarías la inmensidad del Amor que tengo por ti, si te lo revelara aquí en la tierra en toda su plenitud. A menudo levanto un poco el velo para ti, pero debes saber que es solamente mi Gracia excepcional. Mi amor y mi Misericordia no conocen límites”.

723- Hoy escuché estas palabras: Las gracias que te concedo no son solamente para ti, sino también para un gran número de almas… Y en tu corazón está continuamente mi morada. A pesar de la miseria que eres Me uno a ti y te quito tu miseria y te doy mi Misericordia. En cada alma cumplo la obra de la misericordia, y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi Misericordia. Quien confía en mi Misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son míos y los enemigos se estrellarán a los pies de mi escabel”.

Habla al Mundo es un servicio de difusión de la Divina Misericordia que brinda espiritualidad, formación y capacita Apóstoles de la Divina Misericordia.

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Jesús, en Vos confío

 

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