InicioQué es la Divina Misericordia"Faustina: Ser sus testigos"

«Faustina: Ser sus testigos»

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La lectura orante de la Sagrada Escritura es un gran medio para oír la llamada de Dios a testimoniar y proclamar al mundo entero su Misericordia. Extractos de la conferencia del P. Krzysztof Wons, sds.

Primer domingo después de Pascua (4 de abril de 1937). Quedan 18 meses para la muerte de santa Faustina.
Entonces, Faustina, joven, no sabía que su vida iba a durar solo un año y medio. Estaba cada vez más enferma, acababa de volver del hospital del barrio de Pradnik, luego de pasar allí 4 meses.
Está enferma y sufre. Ese 4 de abril, como en otras ocasiones, va a la adoración del Santísimo Sacramento. Allí vuelve a escucharlo, como lo había hecho tantas veces. “Habla a todo el mundo de mi Misericordia” (D-1074). Esto escucha ella estando en el declive de su vida. “Habla al mundo de mi Amor”, “los rayos de mi Misericordia deseo derramarlos en los corazones de todos…” y ella, enferma. “Cuánto me duele que no quieren aceptar estos rayos de Misericordia”. Qué se habrá
preguntado santa Faustina ante este pedido: “diles que soy puro Amor y Misericordia… cuando un alma se acerca a Mí la lleno de Misericordia”.
Esta experiencia le era propia, ella estaba llena de Misericordia y la desbordaba a todo su alrededor. Por eso estamos todos hoy aquí. Estaba tan llena de la Misericordia que era capaz de darla a beber a muchas otras almas. Aunque la mayoría de la gente no sabía que allí vivía una santa. […].

Fuente gratuita para todos

Ninguna otra religión más que la Religión Católica proclama un Dios así, con tanto amor. Que no sólo se permite perforar las manos y los pies, sino también el corazón. Y lo hizo por ti. Cuando estuvo en la Cruz le dimos a beber vinagre, pero de El salió el vino nuevo de su Divina Misericordia. Esta fue la respuesta de Dios a nuestra miseria. “Yo soy la miseria misma” le dijo Faustina. “Sí, lo eres… pero Yo soy la Misericordia misma”. Son los miserables justamente los que pueden experimentar mejor la Misericordia.
Faustina murió a los 33 años. Nosotros haremos este camino desde la lectio divina (lectura orante de la Sagrada Escritura).

Ser apóstoles de la D.M.

¿Qué es ser apóstol? Volvamos a Faustina, la primera nombrada Apóstol de la D.M. Cómo entender que esta mujer, a quien nadie conocía, frágil, de vida corta, llegó a ser Apóstol de la D.M. y sigue siéndolo. Escribe san Pablo a Timoteo (1 Tim
2, 7) y se llama a sí mismo -como si escuchara a Faustina hablando a nosotros-: “Me ha nombrado Apóstol”.
¿Qué significa ser apóstol de la D.M.? Pablo dijo “Apóstol”, veamos el idioma utilizado: Kerix que significa el Kerigmado, anunciador del Kerix. No es una palabra transmitida a otra persona. Según san Pablo, la persona que proclama la Misericordia, es la persona que vive, siente, experimenta esta palabra. No deberíamos proclamar la palabra que primero no hemos experimentado. No podemos proclamar algo ajeno. Kerigma es algo más que repetir palabras santas. Hoy hablamos mucho sobre Dios, pero cada vez hay menos personas de Dios.
La palabra que repites, primero debe ser vivida, un hecho que vives. No solo se dice, sino que primero es obrarla, vivirla. ¿Sentiste la D.M. en tu vida? Tal vez te cueste expresar cosas, pero por algún lado surge el testigo, si ha experimentado o no la D.M. Sor Faustina no sabía escribir bien, y hoy su Diario está en todo el mundo. Su Diario muestra a una testigo de la D.M., que experimentó lo escrito. Ser apóstol, es ser el que proclama, el que proclama es el que experimentó la D.M. La palabra que vives en tu vida, aunque no sepas expresarla muy bien, es la palabra que obra, ella habla.

Fuerza de la Palabra Divina

Como en el Génesis, Dios dijo y se hizo. Todo lo que dice, se realiza. Si dice que es Misericordioso, Faustina lo experimenta. Faustina se llena de esta Misericordia interiormente. La Palabra de Dios es la única palabra que por la palabra se realiza, se hace hecho. Por ello, el texto sagrado solo se puede leer con fe.
El proclamador, el apóstol, es el que utiliza su voz (aunque sea pobre) porque transmite la voz de Aquel que dice y hace las cosas. Si El dice ser la Misericordia misma es porque eso es. El apóstol puede ser muy miserable, no importa, porque por medio suyo la palabra de Dios puede transmitirse con mucho poder, el poder que viene de Dios.

Enviado para desaparecer

San Pablo utiliza recién el termino Apóstoles, la persona enviada por Dios. Ser dirigido por Dios para no aparecer tú, sino Dios. Faustina no fue elegida por sus dotes… sino que es el misterio de Dios que elije personas frágiles humanamente. El poder viene de Dios, esto significa ser enviado: testificar incluso desde la miseria humana.

Todos deben ser apóstoles

Entonces: primero Kerigmado y luego Apóstol. Incluso el más grande pecador se puede convertir en gran apóstol de la D.M. El Evangelio está lleno de paradojas. El mundo no quiere paradojas, exalta el hombre hecho a sí mismo, con fuerza y poder propio. Pero Dios elije personas que a los ojos del mundo son tontería. La locura de la Cruz es, sin embargo, el modo divino. Para ser apóstoles debemos estar de acuerdo en que a los ojos del mundo estamos haciendo una locura.
Faustina se encontró a sí misma en el texto del AT (única vez citado en el Diario). Se encontró a sí misma en Jonás; ella huía como Jonás. No creía que alguien como ella pudiera ser invitada a una vida excepcional con Dios. Si tú eres como Faustina, que entiende qué significa ser apóstol, puedes ser un profesor para el mundo entero. Incluso postrado en una cama de hospital. Incluso enfermo, sufriendo. Cuya vida humana desaparece ante los hombres, pero dejas hablar a Jesús al mundo. Faustina recuerda la lógica del Evangelio, nos recuerda lo que es ser maestro, profesor, guía y apóstol. No hay otro camino, es el de Cristo. Ella siguió ese camino.

Dios no necesita nuestra “grandeza”

En la experiencia de la D.M. nadie necesita un intérprete. Solo Dios mismo puede ayudarte a entender el lenguaje de la Misericordia, que es el lenguaje divino. Por eso han venido de lugares tan lejanos. Dios elije lugares pequeños para grandes lugares de redención.
¿Quién conocía algo de Nazaret, por ejemplo, en el AT? ¿Quién sabía algo de Lagiewniki? Están aquí porque saben que brotó el manantial de la experiencia de la D.M., que El quiso mostrar nuevamente otro manantial en el corazón de una mujer joven y simple. Esto es una gran consolación.
No seamos muy serios con nosotros mismos. No pensemos que tenemos que ser alguien grande para que Dios pueda actuar por medio nuestro. Dios elije lo que a los ojos del mundo es pequeño y estúpido, lo que parece una locura, para hacer cosas grandes.
En la vida espiritual hay un principio que reina igual que en la medicina. Cuando Dios te invita te propone una misión, al igual que en la medicina: primum non nocere. Primero, no poner obstáculos. Solo esto, y dejarlo actuar en nuestra vida frágil. El hará lo grande.

Cara a cara con Jesús

Lo que me fascina de la vida de Faustina, lo que le envidiamos a Faustina, son estas revelaciones privadas. Ella tiene estas revelaciones que son diferentes a lo largo de su vida. Pero tiene una experiencia de Jesucristo que le habla cara a cara. Ella ve los ojos de Cristo. Jesús mismo la prepara para la meditación haciéndola abrir fragmentos del Evangelio. Tiene delante de sí a Jesús y El le dice: “abre la Biblia y medita”.
Lo que santa Faustina conoce de Jesucristo lo puede leer en las sagradas Escrituras. La lectio divina es una invitación para permitir a Dios que se revele en tu vida. Que El te hable como le habló a ella. Permite a Dios que te enseñe a leer la Biblia de tal manera que experimentes que su amor se materializa ante tus ojos.
Sí, en la Palabra de Dios, percibes un acontecimiento, algo pasó, no es lectura común. Pero, más allá de eso, es el encuentro con una Persona viva, como lo encontraba Faustina en su vida. En un lugar perdido, desconocido, abriendo la Biblia puedes encontrar a una Persona. No hacen falta las experiencias sensibles. Más profundas son las experiencias del encuentro con Cristo en las Escrituras. Dice san Agustín: “lee tanto la Biblia hasta que encuentres a Jesucristo”.
Léela de tal manera que encuentres a la persona de Cristo. Este es el fruto más bonito de la lectio divina. Leer simplemente algún texto, meditarlo, hasta conversación de corazón con Jesucristo y la experiencia de contemplación, porque El viene a cada uno de nosotros de manera irrepetible.
Así se podrá aprender a ser apóstoles y maestros de la Divina Misericordia. El mundo necesita maestros que en primer lugar sean apóstoles, tal como explicó san Pablo y, con su vida, santa Faustina.

Habla al Mundo es un servicio de difusión de la Divina Misericordia que brinda espiritualidad, formación y capacita Apóstoles de la Divina Misericordia.

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