Incentivemos en nuestros niños su amor a la Santa Eucaristía; enseñémosles a orar ante el sagrario, y narrémosles los testimonios de hechos milagrosos y prodigios eucarísticos.
¡Bien contestado!
Un viejo mahometano de Scutari pregunta un día a un jovencito cristiano con cierta ironía:
¿Cómo puedes creer que Cristo en la hostia, entre al mismo tiempo en tantas almas?
Un momento, reflexionó el joven, y luego le replicó con otra pregunta:
¿Cuántas ventanas hay en Scutari?
Nunca las he contado, pero ay muchas, ¡muchísimas!
¿Y cuántos soles hay?
¡Uno!
Bien, dijo triunfante el pequeño, “si un solo sol puede entrar en tantas ventanas, Cristo, mi Salvador, que es todopoderoso, puede entrar también en cuantas almas lo puedan recibir”.
Con un profundo amor a la Eucaristía
El pastorcito, san Pascual Baylon, no podía ir a la iglesia para asistir a todas las misas que hubiera deseado, porque tenía que llevar a pastar a las ovejas.
Así pues, cada vez que oía repicar las campanas de la iglesia, llamando para la misa, se arrodillaba en el pasto entre las ovejas, frente a una cruz de madera que él había hecho, y de esa manera podía aunque fuera de lejos, seguir al sacerdote en el ofrecimiento del Sacrificio Divino. ¡Qué santo tan amante, verdadero serafín de amor hacia la Eucaristía! Sobre su lecho de muerte, oyó la campana para la misa, y sacó fuerza para susurrar a sus hermanos: «Soy feliz al unir al sacrificio de Jesús, el sacrificio de mi pobre vida.» Y murió a la hora de la consagración de la Santa Misa.
Habla al Mundo es un proyecto de formación y difusión de la Divina Misericordia.
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Jesús en vos confío