Editorial
Hemos llegado a la corazón del año -¡no lo son las vacaciones!-, al culmen de la vida cristiana: unirse a la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. No hay nada más alto y sublime a lo que el ser humano pueda aspirar. Y, por eso mismo, todo el misterio pascual se renueva y revive en cada Santa Misa, don del mismísimo Triduo Pascual. La Santísima Eucaristía es el memorial vivo (no recuerdo) de todo el Misterio Pascual. Es Cristo mismo que contienen en Sí todos sus misterios y sus gracias para nosotros. Muchos, acusando de “sacramentalistas”, exigen que la vida cristiana pase por lo interpersonal, lo afectivo, psicológico, sanación, fraternidad, igualdad, etc., pero olvidan la misma definición del Concilio Vaticano II, la Eucaristía es “fuente y culmen” de la vida cristiana. La Eucaristía es Cristo mismo, vivo y presente. No hay más que agregar.
De la mano de María Santísima, sumerjámonos en el misterio del Infinito Amor de Dios manifestado en su Pasión y Cruz. Ella nos sostendrá en la Cruz y las cruces de nuestra vida. Y entreguémonos confiados a recibir todas las gracias de la Fiesta de la Divina Misericordia, que abre “las compuertas del Cielo”.
Evangelio
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres curarte?” El respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende
antes”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”. Enseguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”. El les respondió: “El que me curó me dijo: ‘Toma tu camilla y camina’”. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina?’” Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado. Pero Jesús les replicó: “Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo”. Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
San Juan 5, 1-3a.5-18
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Click en la imagen para ver el video
Reflexión del evangelio Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co.
“Te ocurrirán cosas peores” le dice Jesús al “ex paralítico” como advertencia para que no
vuelva a pecar. No poder entrar en el Cielo es peor que no poder caminar. No conocer a Jesús es peor que cualquier enfermedad. Conocerlo y no amarlo es sinónimo de la más temible enfermedad: la dureza de corazón. Date cuenta de que el Señor te ha curado de cosas peores al bautizarte, al darte la Eucaristía, al hablarte en la oración, al perdonarte en la Confesión…, entonces no vuelvas a pecar.
Propósito del día
Responderé con calma y claridad ante cualquier situación,
evitando reacciones impulsivas.
Santos del día: san Valerio, abad
Originario de Auvernia, Francia, solía cuidar ovejas hasta que sintió el llamado a la vida
monástica. Recorrió varios monasterios hasta ingresar al famoso de Luxeuil, cuyo abad era san Columbano, quien lo puso al frente del monasterio que tenía 200 monjes. Murió en el 620.
Liturgia del día
Feria. Morado.
Lecturas: Ez 47, 1-9.12 / Sal 45, 2-3.5-6.8-9
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús fue introducido en el atrio de Caifás, la gente le gritaba, lo insultaba y lo golpeaba.
Y al pasar cerca de Juan y de Pedro, los miró sin volver la cabeza, para no comprometerlos con su reconocimiento.
Protector y compañero
Oración a nuestro Angel Custodio
Angel Santo, Custodio de mi alma, que con gran amor cuidas y proteges mi vida, y a la vez tienes el mérito de obedecer al Señor que te encomendó mi alma; ten compasión
de mi fragilidad y sostenme cada día y, especialmente, en las pruebasy asechanzas que me rodean. Sé mi fiel compañero y hazme valorar más los dones sobrenaturales.
Tú, en quien resplandece la gracia y la fidelidad a Dios, auxíliame para que en todo busque y obre lo más agradable al Señor, para que mi alma, a imagen del mismo Jesucristo Señor Nuestro, cumpla con perfección la Voluntad del Padre. Y así, por El, con El y en El, ofrezca el cáliz de mi vida junto al Suyo en eterna acción de gracias. Amén.
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Jesús, en Vos confío