Evangelio
Trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: “Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.” Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí. San Mateo 19, 13-15
Video con reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff co.
Reflexión del evangelio Pbro. Germán Saksonoff, co.
Los que son como niños son ya poseedores del Reino de los Cielos, porque ya son parte de él, no porque ya tengan comprado un ticket o paquete, sino porque lo reciben y viven sin doblez, sin pretender a la vez poseer este mundo y agradarle a este mundo. Es simple y puro, lo que hace lo hace con toda el alma. ¡Cómo cuesta esto! Si no generamos una imagen, si no obtenemos otros beneficios, nos sentimos tontos, idiotas que no aprovechan las cosas temporales… aún no somos parte de ese Reino, tenemos partido el corazón, ¡apurémonos!
Propósito del día
No quejarme en todo el día ofreciendo el sacrificio por
los dolores de cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Santos del día: San Roque
Francés nacido en Montpellier, en 1295, quien al quedar huérfano tomó el hábito franciscano y peregrinó a Italia. Cuidó a enfermos de peste, y al contagiarse fue a un lugar desierto a orar, donde era alimentado por un perro que cada día le traía un pan. Murió en 1327. NR: En su tumba se obraron muchos milagros, y se lo invoca contra la peste.
Liturgia del día
Feria. Verde / Memoria libre (Blanco): San Roque; San Esteban
de Hungría / Lecturas: Jos 24, 14-29 / S.R. 15, 1-2a.5.7-8.11
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús mira a su Madre con el rostro pálido, los labios temblorosos y la voz apagada,
y como si estuviese por llorar le dice: “Adiós”. María lo bendice y ve partir al dolorido Amor de su Corazón.
Súplica confiada a Nuestra Madre
“Acordaos”, atribuida a san Bernardo de Claraval Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección,
implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza, a Ti acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia
soberana. No desechéis mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
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Jesús, en Vos confío
