InicioQué es la Divina Misericordia"Faustina: La Santísima Eucaristía"

«Faustina: La Santísima Eucaristía»

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La verdadera fuente de la Misericordia de Jesús.

1804- El momento más solemne de mi vida es cuando recibo la Santa Comunión.
Anhelo cada Santa Comunión y agradezco a la Santísima Trinidad por cada Santa Comunión. Si los ángeles pudieran envidiar, nos envidiarían dos cosas: primero, la Santa Comunión, y segundo, el sufrimiento.

1404- Oh Jesús oculto, en Ti esta toda mi fuerza. Ya en los años más tempranos Jesús en el Santísimo Sacramento me ha atraído hacia Sí. A los siete años, cuando estaba en las vísperas y el Señor Jesús estaba expuesto en la custodia, entonces, por primera vez se me comunicó el amor de Dios y llenó mi pequeño corazón y el Señor me hizo comprender las cosas divinas; a partir de aquel día hasta hoy mi amor al Dios oculto ha crecido hasta alcanzar la más estrecha intimidad. Todo el poder de mi alma procede del Santísimo Sacramento. Todos los momentos libres los paso conversando con El; El es mi Maestro.

336- Durante la Santa Misa en la que Jesús fue expuesto en el Santísimo Sacramento, antes de la Santa Comunión vi dos rayos que salían de la Hostia Santísima, tal y como están pintados en la imagen; uno rojo y otro pálido. Se reflejaban sobre cada una de las hermanas y sobre las alumnas, pero no sobre todas de modo igual. Sobre algunas estaban apenas esbozados. Era el día en que terminábamos los ejercicios espirituales de las jovencitas.

1288- Hoy el Señor me dijo: “Hija mía, escribe que Me duele mucho cuando las almas consagradas se acercan al sacramento del Amor solamente por costumbre como si no distinguieran este alimento. No encuentro en sus corazones ni fe ni amor. A tales almas voy con gran renuencia, sería mejor que no Me recibieran”.

1447- “Oh, cuánto Me duele que muy rara vez las almas se unan a Mí en la Santa Comunión. Espero a las almas y ellas son indiferentes a Mí. Las amo con tanta ternura y sinceridad y ellas desconfían de Mí. Deseo colmarlas de gracias y ellas no quieren aceptarlas. Me tratan como una cosa muerta, mientras que mi Corazón está lleno de Amor y Misericordia. Para que puedas conocer al menos un poco mi dolor, imagina a la más tierna de las madres que ama grandemente a sus hijos, mientras que esos hijos desprecian el amor de la madre. Considera su dolor. Nadie puede consolarla. Ésta es solo una imagen débil y una tenue semejanza de mi Amor”.

367- En cierta ocasión Jesús me hizo conocer que cuando le ruego por alguna intención que a veces me recomiendan, está siempre dispuesto a conceder sus gracias, pero las almas no siempre quieren aceptarlas. “Mi Corazón está colmado de gran misericordia para las almas y especialmente para los pobres pecadores. Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de Misericordia; para ellas vivo en el tabernáculo; como Rey de Misericordia deseo colmar las almas de gracias, pero no quieren aceptarlas. Por lo menos tú ven a Mí lo más a menudo posible y toma estas gracias que ellas no quieren aceptar y con esto consolarás mi Corazón. Oh, qué grande es la indiferencia de las almas por tanta Bondad, por tantas pruebas de amor. Mi Corazón está recompensado solamente con ingratitud, con olvido por parte de las almas que viven en el mundo. Tienen tiempo para todo, solamente no tienen tiempo para venir a Mí a tomar las gracias”.

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