Evangelio
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
San Lucas 1, 39-45
Audio con reflexión del evangelio p. Germán Saksonoff co.
Reflexión del Evangelio
Pbro. lic. Mauro Carlorosi, co
Conmovedor encuentro de dos mujeres y dos niños no nacidos.
Escena en la que Dios ha querido mostrar su modo de responder al pecado y a todo mal del
mundo y del hombre. Justamente en las personas consideradas más débiles y poco productivas, sin dinero, ni mucha capacidad de decisión… tan necesitadas de ayuda… allí Dios hizo germinar su salvación para el mundo y el poder que lo cambiaría todo.
Propósito del día
Evitaré quejarme y miraré la Providencia Divina en todo lo que El permita que me suceda hoy.
Santos del día.
San Pedro Canisio, presbítero
Holandés nacido en 1521, fue sacerdote jesuita, en Alemania, se dedicó con ahínco a defender la fe católica con la predicación y escritos, entre los que sobresale el Catecismo. Fue superior provincial de la Compañía, y a él debemos el Ave María como ha sido adoptado hasta ahora. Murió en 1579.
NR: Fue nombrado doctor de la Iglesia en 1925
Liturgia del día
Feria. Morado/ San Pedro Canisio, pbro. y doctor de la Iglesia
Lecturas: Ct 2, 8-14 o bien So 3, 14-18a/ Sal 32, 2-3.11-12.20-21
Reflexión para las tres de la tarde
Jesús comenzó a sollozar y las lágrimas ensangrentadas corrían por sus mejillas heridas, cuando mirando al cielo dijo: “Elí, Elí… lamá sabactaní…” Dios mío, Dios mío, ¿por qué
Me has abandonado?
Postrémonos ante el Niño
De los escritos de los santos
“Oíd Cielos; escucha, tierra;
enmudece y alaba, coro de las
criaturas; pero más que nadie,
tú, hombre. Jesucristo, el Hijo
de Dios, nace en Belén de Judá.
¿Quién tendrá corazón tan de
piedra que, al oír este grito, no
se le derrita el alma? ¿Se podría
anunciar mensaje más consolador?” San Bernardo
“Mira, ¡oh hombre!, lo que
Dios se hizo por ti; reconoce la
enseñanza de humildad tan
grande del maestro que aún no
habla.” San Agustín
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Jesús, en Vos confío
