San Pedro Julián nació en Grenoble, Francia, en 1811. Desde niño acompañaba a su madre a la misa y a comulgar.
Hasta los 18 años trabajó duro con su padre, pero no olvidaba la piedad. Las horas libres las pasaba en el templo. Así surgió en él la vocación.
Su padre se oponía rotundamente. Pero Pedro Julián no cejaba en su empeño de ser religioso. Estudiaba latín a escondidas,
y de este modo se preparaba lo mejor posible para cuando llegara el momento oportuno. Por fin intervino el sacerdote Guibert, y su padre cedió. Julián entró en el noviciado de los Oblatos de Marsella. La dura disciplina lo debilitó y tuvo que dejarlo.
Estuvo después en el seminario de Grenoble, donde fue ordenado sacerdote. Trabajó cinco años en varias parroquias, y luego ingresó en los Padres Maristas de Marsella, donde desempeñó diversas tareas. Sentía un ardiente amor al Santísimo Sacramento y una atracción irresistible por El. De aquí nació el deseo de fundar una congregación dedicada exclusivamente al culto eucarístico. Dejó la Congregación de los Maristas y fundó la Congregación del Santísimo Sacramento. Sus miembros, llamados “sacramentinos”, se dedican a adorar al Señor en la Eucaristía, día y noche, como carisma principal de su apostolado.
Fundó además la Congregación de Religiosas Siervas del Santísimo Sacramento. También organizó la archicofradía del Santísimo Sacramento, que se estableció en muchas parroquias. Promovió por todo el mundo la adoración eucarística.
San Pedro Julián murió el 1 de agosto de 1868. Muy pronto se extendió su devoción.
El papa Juan XXIII lo canonizó en el año 1962.
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Jesús, en Vos confío
